Chile mantuvo reserva por la carta marítima aprobada este martes en Perú que señala la frontera terrestre binacional, la cual según el gobierno chileno no deriva del fallo de la Corte de La Haya sobre la demanda marítima peruana.
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Chile “hace expresa reserva en lo que atañe a la representación del punto final de la frontera terrestre entre ambos países, que no se deriva del referido fallo de la Corte Internacional de Justicia”, indicó el canciller chileno Heraldo Muñoz en un comunicado.
La norma peruana “tampoco hace una adecuada interpretación del Tratado de 1929 y los acuerdos que llevaron a señalizar y materializar el límite terrestre en 1930”, firmados por ambos países, explicó Muñoz.
La Carta del Límite Exterior
El presidente peruano Ollanta Humala aprobó este martes una ley que establece la Carta del Límite Exterior que aprueba las fronteras marítimas de Perú y Chile en base al fallo que emitió en enero pasado la Corte Internacional de Justicia de La Haya (CIJ), sobre una demanda peruana por límites marítimos presentada en 2007.
Humala afirmó que esta Carta “señala claramente que el inicio de la frontera entre Perú y Chile es el Punto Concordia y no hay otro”.
“Es importante consignar que en tal sentencia la Corte (de La Haya) no se pronunció sobre el límite terrestre”, respondió Muñoz.
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Las coordenadas finales de los límites marítimos, fueron fijados por un grupo técnico binacional que los determinó en base al fallo de la CIJ, y que fueron legalizados mediante una acta firmada por Chile y Perú en marzo pasado.
Chile rechaza tesis peruana
“En la misma Carta del Limite Exterior se abordan materias que exceden lo dispuesto en aquel fallo y lo acordado en el mencionado Grupo de Trabajo Técnico y Cartográfico binacional”, aseveró Muñoz.
Chile rechaza la tesis peruana sobre la frontera terrestre y afirma que esta se inicia en el hito 1, ubicado más al norte que el anunciado por Perú.
Las diferencias entre el punto de partida de la frontera terrestre entre ambos países genera un triángulo de territorio de unas 3,7 hectáreas equivalente a unas tres canchas de fútbol que cada país considera suyo.
Según el fallo de La Haya, el mar que baña este pequeño triángulo pertenece a Chile.