IBM vendió cerca de 50 mil unidades del dispositivo, que era capaz de operar dentro de una red que cubría quince de los 50 estados de Estados Unidos. El dispositivo ofrecía útiles aplicaciones como un calendario interactivo así como la posibilidad de conectarse a una máquina de fax. Quizás una de sus funciones más sorprendentes es que contaba con un software de diseño gráfico para poder dibujar a mano alzada y una app de correo electrónico, que solo funcionaba si estaba sincronizada con una computadora. En su gran mayoría, las unidades fueron adquiridas por el sector empresarial.
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¿Cuáles eran las características del producto? Tenía una pantalla LCD monocromática de 4,5 pulgadas a una resolución de 160 × 293 píxeles, de color verde, y un bolígrafo stylus para poder operar las aplicaciones.
La batería no duraba ni una hora y el precio de venta en esa época era de 675 euros. A pesar de esto, un teléfono de estas características significó una enorme innovación tecnológica y fue la primera piedra en una serie de investigaciones que permitieron crear teléfonos a los que hoy estamos acostumbrados.