El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, admitió el viernes que oficiales estadounidenses han “torturado a alguna gente” luego de los ataques del 11 de septiembre de 2001, pero urgió a no juzgarlos demasiado duramente.
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“Incluso antes de asumir la presidencia, sabía perfectamente que justo después del 11 de septiembre hicimos cosas equivocadas”, dijo Obama a periodistas.
“Hicimos muchas cosas correctas, pero torturamos a alguna gente. Hicimos cosas contrarias a nuestros valores”, afirmó.
Se espera que la administración estadounidense haga público un informe desclasificado del Senado en los próximos días, que detalla supuestos abusos por parte de agentes de inteligencia contra sospechosos de pertenecer a grupos extremistas como Al Qaida, luego de los ataques.
Obama, quien parecía estar preparando el terreno para la difusión de este informe, añadió que el personal de inteligencia estuvo bajo una presión extrema en 2001 y después.
“La gente no sabía si habría más ataques inminentes y había mucha presión sobre nuestros cuerpos policiales y equipos de seguridad, que intentaban manejar la situación”, añadió.
“Es importante que no seamos demasiado moralizantes retrospectivamente sobre el duro trabajo que estas personas tuvieron. Y muchas de estas personas estaban trabajando mucho y bajo una presión enorme, y son verdaderos patriotas”, dijo.
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“Pero dicho esto, hicimos cosas equivocadas y es lo que refleja el informe”, añadió.
“Mi esperanza es que este informe nos recuerde una vez más que, ya saben, el papel de nuestro país tiene que medirse no por lo que hacemos cuando las cosas son fáciles, sino por lo que hacemos cuando son duras”, señaló.
Hace tiempo que la Agencia Central de Inteligencia (CIA) afronta críticas y acusaciones por sus técnicas de interrogatorio abusivas entre 2002 y 2006.
Además, el documento que está por difundir el Senado generó otro escándalo esta semana, al descubrirse que la CIA se había inmiscuido en computadoras del Senado en las que se hallaban documentos clasificados sobre este tema, una información que reconoció el jefe de la agencia de inteligencia, John Brennan.
Varias voces se levantaron para pedir la renuncia de Brennan, pero Obama dijo que mantenía depositada en él su “plena confianza”.