La presencia de una tienda de recuerdos dentro del Museo de la Memoria, el cual abrirá sus puertas al público la próxima semana para recordar a las víctimas del 11S, no recibió el apoyo que se esperaba y hoy recibió duras críticas en la prensa local.
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“La pequeña tienda de los horrores”, titula a toda página el popular tabloide New York Post, que califica el establecimiento de “grosero” y que recoge el descontento de algunos familiares de los fallecidos en los atentados.
El diario cita el caso de Diane Horning, quien perdió a su hijo durante el atentado. “Para mi, tener una iniciativa comercial en el lugar donde murió mi hijo es lo más insensible”, aseguró.
Esta polémica es la más reciente de todas que han envuelto a la inauguración del museo. Numerosos familiares de los fallecidos han expresado su disconformidad con la creación del museo, mientras que otros han dejado claro que aún no están preparados para volver a enfrentarse a esas imágenes, según recogió un reportaje realizado por el diario The New York Times.
Otra crítica entorno al museo es la separación de los ambientes. Una sala privada en los sótados del edificio mostrará solo a los fallecidos sin identificar, unas 1.115 personas de las 2,753 que murieron aquel día.
A lo largo de varias salas repartidas en más de 10.300 metros cuadrados de exposición, los visitantes encontrarán desde dos tridentes de acero que formaron parte de la estructura de la fachada de la Torre Norte hasta los restos de un camión de bomberos o el motor de uno de los ascensores de la Torre Sur.
Los dos sectores principales del museo se encuentran bajo las enormes piscinas que presiden el Memorial del 11-S, donde se pueden ver fotografías, maquetas y objetos personales de las víctimas y del personal de los servicios de emergencia y rescate.
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Otro de los puntos centrales es una enorme sala donde se encuentra “la última columna”, de 56 toneladas de peso y casi 11 metros de altura, retirada de la “zona cero” en mayo de 2002 y que en las semanas posteriores fue cubierta de mensajes, fotos y otros recuerdos por el personal de rescate, los voluntarios y familiares.
El próximo 21 de mayo el museo abrirá sus puertas y cobrará 24 dólares por entrada.