El falso intérprete en lenguaje de gestos que hizo el ridículo durante la ceremonia de homenaje a Nelson Mandela en diciembre pasado, fue contratado para una publicidad de una aplicación para internet lanzada por una empresa israelí, en la cual se burla de sí mismo.
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Durante los funerales, Thamsanqa Jantjie provocó indignación por su traducción (para sordos) estrafalaria de los elogios del presidente estadounidense Barack Obama y de los nietos del propio Mandela. En su momento, el “mimo” explicó que era esquizofrénico y, hasta ahora, las investigaciones realizadas por las autoridades sudafricanas no han aportado nada nuevo.
La publicidad colgada en la net comienza con esra frase: “¡Hola, soy Thamsanqa Jantjie, el de los funerales de Nelson Mandela!”.
“Créanme, soy un verdadero intérprete profesional en lenguaje de signos”, dice, mientras que gesticula en paralelo, doblado por una voz femenina que dice “Yo no hablar lenguaje de signos”.
“Realmente, siento mucho, realmente mucho lo que pasó”, continúa, mientras con gestos afirma “¡Yo, una celebridad!”.
“Ahora, quiero excusarme ante el mundo entero”, y simultáneamente: “Ahora hago campaña por el dinero”.
Al final de esta “loca” publicidad, Thamsanqa se quita, tira su chaqueta, y se pone a danzar.
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La empresa Livelens no respondió a la solicitud de un comentario hecha por la AFP a través de un correo electrónico.
“Nunca hubiéramos pensado que nuestro anuncio en video pudiera suscitar tanto interés”, se asombra la propia empresa en su página en la red Facebook, tras muchas reacciones, algunas de gente molesta.
Según la cadena de televisión estadounidense NBC, la publicidad fue filmada en febrero pasado cuando Jantjie realizó una salida del hospital psiquiátrico donde está internado, bajo pretexto de “un acontecimiento familia”.
“Habíamos decidido que el muchacho que protagonizó el peor espectáculo del mundo sería la persona más apropiada” para promover la aplicación internauta que permite compartir videos, declaró a NBC, Max Bluvband, patrón de la empresa.
“Finalmente, un hombre esquizofrénico ganó dinero por hacer una bella campaña… Vemos esto como la salida a una historia triste con un ‘happy end’”, añadió el director de marketing de Livelens.