A menos de un par de semanas para que termine la campaña de financiación en Kickstarter para el desarrollo del proyecto Foodini, la página especializada Xataka nos muestra en detalle en qué consiste el proyecto de la impresora 3D que imprime comida.
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Emilio Sepúlveda, CEO y co-fundador de Natural Machines asegura que la impresora se sirve de cápsulas donde podemos introducir cualquier alimento que no sea sólido. Masa de pan o de bizcocho, puré de patatas, mejor dicho, cualquier cosa que se pueda triturar.
Estas cápsulas ampliará la durabilidad de platos a tres o cuatro días, algo muy ventajoso para los multinacionales o restaurantes.
Tampoco se han olvidado del factor social: cada cápsula tiene un chip y por lo tanto todos los ingredientes se cuantifican. Y de ahí a la vida digital, un paso: cada usuario puede monitorizar la cantidad de calorías que ingiere, seguir recomendaciones para mejorar su dieta, o compartirla con otros usuarios.
La idea de Foodini, nos cuenta Emilio, surgió alrededor de la confección de repostería. Dos de los fundadores estaban trabajando en una pastelería y tenían mucha demanda, lo que requiere una logística muy complicada para congelarlos y transportarlos adecuadamente. De ahí salió la idea de llevar la fábrica al usuario final, para que el transporte fuese el de los ingredientes y saliese mucho más barato.
Para Sepúlveda, este proyecto se asemeja al del horno microondas en su época. “Había gente que decía que ya había hornos en las cocinas y que no hacía falta otro, o que podían provocar cáncer. Ahora hay un microondas en cada cocina.