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Biotecnología que se diluye en el cuerpo

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Un equipo de la Universidad de Illinois (EE.UU.) logró desarrollar una batería hecha con material biodegradable que se disuelve dentro del cuerpo después de tres semanas. Un implante que podría ayudar en el desarrollo de los dispositivos biomédicos a monitorear los tejidos y distribuir tratamientos dentro del cuerpo humano, según informa la revista científica Nature.

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“Esto en verdad es un gran avance”, declaró Jeffrey Borenstein, Ingeniero Biomédico del laboratorio Draper, un centro sin fines de lucro ubicado en Cambridge, Massachusetts. “Hasta ahora no hubo un gran progreso en esta área”.

Esta batería utiliza ánodos de papel de aluminio de magnesio y cátodos de hierro, molibdeno o tungsteno. Todos estos metales, cuyos iones son biocompatibles en bajas concentraciones, se disuelven lentamente en el cuerpo.

El electrolito entre los dos electrodos es una solución salina tamponada con fosfato y todo el sistema está embalado en un polímero biodegradable conocido como polianhídrido. Al disolverse el dispositivo libera magnesio en una concentración que no es perjudicial para el organismo.

Este avance científico podría ayudar en el desarrollo de dispositivos biomédicos capaces de monitorear nuestros tejidos y ofrecer, así, tratamientos antes de ser reabsorbidos por el cuerpo después de su uso. Reduciendo riesgos de infecciones.

Según la revista Nature el tiempo que tarda el cuerpo en eliminar por si solo estos componentes es de dos a tres semanas.

Jeffrey Borenstein, declaró que el siguiente paso será producir dispositivos que liberen fármacos y que estén controlados por señales de radio, o que respondan de forma autónoma ante un problema específico como por ejemplo un ataque epiléptico.

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Los investigadores señalan que el dispositivo biodegradable también podría tener aplicaciones ambientales, convirtiéndose en un sensor químico capaz de evaluar un derrame de petróleo y simplemente disolverse después en el océano.

En el 2012, el científico John Rogers de la Universidad de Illinois desarrolló un chip de silicio biodegradable que podía monitorear la temperatura corporal e incluso calentar el tejido para prevenir la infección.

Estos descubrimientos permitirán reducir los residuos sólidos que anualmente el ser humano elimina. En el 2012 se produjeron casi 49 millones de toneladas métricas de basura electrónica en el mundo. Un equivalente a 7 kilogramos por cada habitante del planeta. Según cifras de la Universidad de las Naciones Unidas (UNU) esta cifra ascenderá hasta llegar a un 33% en el 2017.

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