Opositores se aprestan a marchar este sábado por Caracas con sus cacerolas, en un nuevo desafío al gobierno que no autorizó la manifestación, en un país conmocionado por un mes de protestas que han dejado 20 muertos y decenas de denuncias de abusos policiales.
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Convocada por Henrique Capriles, derrotado en las presidenciales de abril por un estrecho 1,5%, la marcha pretende recorrer Caracas hasta el Ministerio de Alimentación para protestar por el desabastecimiento de productos básicos, casi uno de cada tres artículos, según cifras oficiales.
Pero el alcalde chavista del municipio de Libertador —feudo del gobierno y donde se ubica el ministerio—, Jorge Rodríguez, anunció que se le negó a la oposición el permiso para marchar bajo el argumento de que puede derivar en violencia.
“El municipio Libertador es un municipio de paz y libre de fascismo, y así lo mantendremos (…) Debemos resguardar la vida y los bienes de los habitantes del municipio, por tanto hemos negado el permiso a una marcha que pueda tornarse violenta”, justificó Rodríguez, un cercano colaborador del presidente Nicolás Maduro.
Maduro —en cuyo discurso suelen abundar descalificaciones hacia la oposición— dice reiteradamente que estas protestas son un intento de golpe de Estado con participación de sectores “imperialistas” de Estados Unidos, Colombia y otros gobiernos “lacayos”, además de grupos “fascistas” de la opositora “burguesía parasitaria”.
“Nicolás (Maduro) quiere poner trabas a la movilización de mañana. Nuestro pueblo tiene el derecho de protestar y lo vamos a hacer en paz”, escribió Capriles en su cuenta de Twitter.
A tomar Caracas
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Por su lado Antonio Ledezma, uno de los líderes del ala radical de la oposición y alcalde del área metropolitana de Caracas (que abarca cinco municipios, el de Libertador y otros cuatro bajo control opositor) arengó por las redes sociales: “Vamos a tomar Caracas en paz”.
“La protesta es un derecho constitucional. No necesitamos permiso. (…) ¡Tenemos a la tiranía contra las cuerdas!”, enfatizó Ledezma, quien junto con el encarcelado Leopoldo López y la diputada María Corina Machado, integra el trío promotor de la estrategia de ocupar las calles para forzar la renuncia de Maduro.
La ola de manifestaciones que recorre el país la iniciaron hace un mes estudiantes para denunciar la inseguridad, ya que Venezuela tiene una de las mayores tasas de homicidio mundiales.
Luego se fueron incorporando sectores opositores radicales y paulatinamente se agregaron el reclamo de la renuncia presidencial, y los reclamos por la inflación (56%), el desabastecimiento, censura y denuncias de abusos policiales.
La protesta de este sábado tendrá como trasfondo las acusaciones de Capriles contra Maduro de estar llamando a una “confrontación pueblo contra pueblo”, luego de que el mandatario en un encendido discurso llamara a sus militantes a “hacer valer el orden (…) Candelita que se prenda, candelita que apagamos con nuestro pueblo”.
Del lado oficialista, Maduro —heredero político del carismático Hugo Chávez, fallecido hace un año— anunció en Twitter que el sábado será una “gran jornada nacional con las mujeres”, que se realizará en el Paseo de los Próceres, también en Caracas.
En ese mismo escenario, el miércoles, más de 10.000 militares participaron de un gigantesco desfile en homenaje a Chávez, en una exhibición de armas de última generación y sistemas de control de orden público, mientras el gobierno redoblaba denuncias de intentos de golpe con intervención militar extranjera.
– Escasez más inflación –
En Venezuela, el país con las mayores reservas petroleras del mundo, es posible llenar el tanque de gasolina con unos centavos de dólar, pero conseguir alimentos y productos básicos, como leche, harina, azúcar o papel sanitario, es un vía crucis pues faltan a razón de uno de cada tres artículos y mucho más en el interior que en la capital.
“Ahora me dedico a esto, a comprar. Salgo a las siete de la mañana y recorro tiendas, hago cola dos o tres horas y regreso a mi casa en la tarde. Compro para mis hermanas y le mando a mi mamá a Táchira, donde no hay nada”, dice Rosa María, una ama de casa que hace una larga fila para adquirir leche en polvo.
Aún apoyando la protesta callejera, Capriles se desmarcó abiertamente de la táctica radical de pedir la renuncia del presidente ya que “no están dadas las condiciones para presionar la salida del gobierno”, según dijo.
“Capriles era muy reacio a la movilización porque sabes cómo empieza pero no cómo termina, pero es el único camino que tienes, se ha reproducido en todo país, y él así lo entendió”, comentó a la AFP Mercedes Pulido de Briceño, analista política y catedrática de la Universidad Católica.
Para la analista, la marcha de los “cacerolazos” puede ser una oportunidad para que sectores populares, que mantienen “protestas silenciosas”, se conecten con la oposición y salgan a manifestarse sin temer en su barrios represalias de los denominados “colectivos”, simpatizantes del gobierno que según denuncias opositoras están armados y han atacado las protestas.
“La escasez y la inflación son de los aspectos sociales más críticos, con pocas expectativas de que se puedan resolver a corto plazo”, agregó la analista.