“Las damas aquí son muy rápidas, para mí es casi imposible ganarles”, dice a la AFP mientras recupera el aliento comprobando que ha perdido.
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Saburo tiene 88 años y todos los días va al centro para ancianos de Kaikaya, filial de la empresa Namco Bandai inventora del Pac-Man, el célebre juego de arcade de los años 1980 que atrajo a muchos jóvenes a los videojuegos.
Pero ahora la firma apuesta a desarrollar pasatiempos electrónicos para la tercera edad, un mercado en plena expansión en el envejecido Japón, donde para 2055 casi la mitad de la población tendrá más de 65 años.
“Ofrecemos entretenimiento y así los ancianos pasan el día jugando, divertiéndose juntos y por la noche regresan a casa felices. Cansados pero felices”, asegura a la AFP Yoshiaki Kawamura, presidente de Kaikaya.
Los asistentes, de un promedio de 85 años, encuentran varias actividades en este centro aprobado por el gobierno, como baño asistido, fisioterapia, almuerzo… y una serie de videojuegos.
“Los videojuegos son actividades extracurriculares, voluntarias, pero los clientes se ven muy animados cuando están jugando”, dice Kawamura.
Misae, una dinámica jubilada de 87 años que se concentra en los cocodrilos que saltan frente a ella, es un claro ejemplo. “Esto es una verdadera gimnasia cerebral, y también es ejercicio físico… Yo juego para no perder la cabeza”, asegura.
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– “Para iluminar almas”
Para motivar a los ancianos y aprovechar su espíritu competitivo, se publican tablas que muestran quiénes suman más puntos.
Uno de los juegos favoritos de abuelas y abuelos consiste en sentarse en una silla y aplastar de una patada serpientes “amenazantes” que salen de la tierra. Desarrollado por Namco Bandai en colaboración con un hospital universitario del sur de Japón, obliga a los ancianos a mover los pies hacia sus “víctimas” con velocidad y destreza.
Según el doctor Shinichiro Takasugi, el juego hace trabajar las piernas y los músculos de la cadera, por lo que es ideal para reducir el riesgo de caídas, y también activa el flujo sanguíneo cerebral, especialmente en los lóbulos frontales, lo que ralentiza la posible aparición de algunos trastornos relacionados con la edad.
Takasugi admite que es difícil cuantificar científicamente los beneficios de estos juegos, pero el efecto psicológico positivo “es indiscutible”.
“El juego es una herramienta eficaz para iluminar las almas de las personas mayores, que tienden a quedarse en casa, retirándose de la vida social”, dijo. “También puede ayudarlos a hacer ejercicios de rehabilitación que pueden ser aburridos”.
Poderosa herramienta
Los videojuegos, acusados de promover el sedentarismo, permiten ahora, gracias a los avances tecnológicos, hacer mucho más que pulsar teclas o controlar un joystick.
Usando el sensor de movimiento Kinect, desarrollado por Microsoft para su consola de videojuegos Xbox, el fisioterapeuta Keizo Sato trabajó con dos compañías para diseñar software para ayudar a aumentar la fuerza y la flexibilidad de los jugadores.
Rehact – una contracción de las palabras inglesas “rehabilitación” y “activo” – proporciona ejercicios para personas mayores que viven en zonas rurales lejos de centros médicos especializados, uno de los retos del envejecimiento de Japón, según Sato.
Hay cuatro juegos para elegir, cada uno dirigido a grupos específicos de músculos, dijo Sato. “Pero este software no sólo ofrece motivación para que la gente disfrute de los ejercicios, sino que muestra la forma correcta de hacerlo sin necesidad de un terapeuta presente”, dijo.
Las ideas abundan: una empresa en Osaka (oeste de Japón) desarrolló el año pasado un juego para la tercera edad y sus investigadores trabaja en otro en el marco de un programa financiado por el Estado. Y el gigante Nintendo, fabricante de las franquicias Donkey Kong y Super Mario y de la consola de juego Wii Fit, anunció a finales de enero que impulsará su desarrollo en el sector de la salud.