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Las Lomas de Asia: tesoro arqueológico escondido

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Por: Mauricio Niño

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La comunidad campesina de Asia quiere recuperar sus campos de cultivo prehispánicos. Ocho mil hectáreas componen las Lomas de Asia, ubicadas a 100 km al sur de Lima. Alrededor de mil de ellas fueron utilizadas como campos de cultivo hace 1.500 años. ‘Aunque esta fecha aún es un aproximado, se requieren más investigaciones’, explica José Luis Santa Cruz, arqueólogo encargado de las investigaciones en la zona.

Los miembros de la comunidad campesina de Asia no eran del todo concientes de la importancia histórica y ambiental que tienen las lomas. Aunque siempre intuyeron que tenían allí un tesoro escondido. Por eso, en el 2011 contactaron a Hipólito Castillo Dávila y él, a su vez, contactó con Santa Cruz en el 2013. El primero se ha encargado desde entonces de la investigación medioambiental, mientras que Santa Cruz, en apenas un año, ha encontrado evidencia arqueológica tan fascinante que las lomas ya han sido declaradas Zona Intangible por el Ministerio del Ambiente.

‘Hemos encontrado tres tipos de asentamientos: viviendas derruidas que se asientan en medio de la quebrada; en las cimas hay estructuras cuadradas y ectangulares, principalmente espacios domésticos; y un tercer tipo de construcciones se ubican en las laderas de los cerros y se han ido acomodando a la topología del lugar’, explica Santa Cruz. La variedad de la arquitectura sorprendió a los arqueólogos que trabajan en la zona desde hace un año.

‘La modificación del terreno con la presencia de terraplenes gigantescos y terrazas nos hizo llegar a la conclusión de que en las lomas se practicaba agricultura en cantidades intensivas’, explica Santa Cruz. ‘Pero esta ha sido siempre un áreacon muy poca agua. ¿Cómo se abastecía el hombre prehispánico? ¿Cómo regaban estos sembríos?’, se preguntaba el equipo. La escasez de agua es el mismo problema que experimentar ahora la comunidad campesina de Asia.

‘Las lomas tienen inmensos farallones –roca vertical alta- que encapsulan a la niebla. Cumplen un rol de neblineros naturales. Las zonas de bosques también detienen la niebla. El hombre prehispánico se dio cuenta de eso. Aprendió a conducir el agua que retenían de manera natural, preparando pozos donde el líquido se reunía. Se filtraba naturalmente. construyeron canales que la distribuían por todo el espacio agrícola. Esto es un aporte importantísimo para convertir la zona natural en cultural’, dice Santa Cruz.

El objetivo final es convertir esta zona en un atractivo turístico -como cualquier otro sitio arqueológico-, pero además la comunidad campesina de Asia obtendrá otro beneficio de sus antepasados: la ecoagricultura.

‘Los estudios nos permitirán saber qué sembraban, qué materiales utilizaban, pues es seguro que encontraremos uso de fertilizantes naturales que va a dar un valor agregado impresionante a largo plazo de los productos que se puedan cultivar’, dice Santa Cruz. ‘Esto ya no es solo una idea. Tenemos que investigar y trabajar por lo menos por los próximos treinta años. Así de enorme será el impacto de este descubrimiento arqueológico, pero por ahora necesitamos la difusión de la prensa, el interés de los peruanos por proteger este tesoro natural y el apoyo de instituciones estatales y privadas’.

Hasta ahora, los investigadores han trabajado ad honorem, solo motivados por la curiosidad científica de las fascinantes lomas. La comunidad campesina ha cubierto sus gastos de movilidad, alimentación e instrumentos. Y el colegio Antonio Raimondi -en el que trabaja Santa Cruz- se ha comprometido con la difusión del proyecto. Además, el Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia de Pueblo Libre ha organizado el ciclo de conferencias ‘Lomas de Asia: revelando el pasado para su futuro’. No se trata ya solo del orgullo del pasado ancestral. La cultura y la historia pueden beneficiar directamente a la actual comunidad campesina de Asia.

Los días 28 y 29 de junio podremos visitar por primera vez las lomas durante el Festival de Amancaes.

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