En espera de la reunión nocturna, algunos miles de mujeres opositoras marcharon hacia un cuartel de unidades antimotines para pedirles que desobedezcan a “los cubanos, un ejército invasor que está dando las órdenes”, mientras columnas de campesinos oficialistas cruzaron Caracas rumbo a Palacio de gobierno en apoyo a Maduro.
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Capriles, en declaraciones radiales, quitó credibilidad al diálogo al que asistirán obispos y empresarios convocado por el presidente.
El gobierno “no tiene intención de desarmar nada”, dijo en relación a las denuncias de grupos paramilitares oficialistas, por lo cual él no será “parte de una comparsa”.
“Lo que queremos es avanzar. (…) No se trata de ir al Palacio de Miraflores a tomarse una foto”, afirmó Capriles.
Las protestas estudiantiles iniciadas hace tres semanas, a las que luego se sumaron sectores de oposición, dieron el martes y la madrugada del miércoles un respiro a una población agotada de marchas, protestas, disturbios y larguísimos mensajes oficiales en cadena nacional.
Maduro, heredero político de Hugo Chávez, creador del llamado “socialismo del siglo XXI”, ya recibió confirmación de la asistencia del episcopado católico y de Fedecámaras, la gremial empresaria.
Fedecámaras es uno de los habituales demonios esgrimidos por los gobiernos chavistas, que la acusan de estar en todos los intentos de golpe —los comprobados y los solamente denunciados— de los últimos años.
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La cúpula de la Iglesia también genera reticencias en un gobierno que, aunque declamado socialista, evoca regularmente a Dios y la Virgen.
La participación del episcopado fue precedida por un llamado del papa Francisco para “que cesen lo antes posible las violencias y las hostilidades y que todo el pueblo venezolano, comenzando por los responsables políticos e institucionales, se movilicen para favorecer la reconciliación nacional”.
Las protestas han dejado 14 muertos, más de 140 heridos y unos 600 detenidos, la mayoría ya liberados. Según la Fiscalía General, se investigan doce denuncias por violación a los derechos fundamentales, con la presunta implicación de nueve militares y policías.
Otras marchas
El sector oeste de Caracas, feudo del chavismo y asiento de los poderes públicos, fue escenario este miércoles de otra de las cotidianas marchas de miles de oficialistas hacia Miraflores, donde son recibidos por el presidente en ceremonias transmitidas por cadena nacional de radio y televisión.
Los campesinos que marcharon hoy suceden a las convocatorias de los trabajadores petroleros, mujeres, ancianos, y empleados de la compañía estatal de telefonía, cada una de ellas movilizadas por “la paz” y en contra del “golpe de estado fascista en ejecución”.
Pero a la misma hora, una manifestación opositora integrada únicamente por algunos miles de mujeres vestidas de blanco, salió de sus habituales reductos del este de la ciudad —donde reina el antichavismo— y se desplazó por el bastión del gobierno.
Liderada por la diputada opositora radical María Machado y Lilian Tintori —esposa del detenido lider radical opositor Leopoldo López— la protesta en encaminó hacia un cuartel de la Guardia Nacional Bolivariana para exigir “el cese de la represión y la violencia por parte de los órganos de seguridad” y el “desarme de los colectivos”, en alusión a grupos de civiles oficialistas.
“Tu puedes desacatar órdenes ilegales (…) Sabemos que son los cubanos, un ejército invasor, quienes están dando las órdenes (…) No lo permitas” dice un párrafo del documento que las mujeres planean entregar en el cuartel.
Radiografía de las protestas
Las manifestaciones que cruzan Venezuela comenzaron el 4 de febrero en la occidental San Cristóbal con una protesta estudiantil por la inseguridad y luego de un intento de violación en un campus universitario.
En un país con una matrícula de 2,6 millones de estudiantes universitarios, las manifestaciones fueron extendiéndose a otras ciudades, movilizando en su punto más caliente a varios miles de manifestantes por día y con la adhesión paulatina de los dirigentes radicales de la oposición.
Estos grupos, calificados por el gobierno como golpistas y liderados por el encarcelado López y la diputada Machado, impulsan bajo el lema “La salida” la táctica de ocupar la calle para forzar que Maduro, quien fue electo en abril de 2013, deje el poder.
A partir del 12 de febrero comenzaron a registrarse, al término de las manifestaciones incidentes entre grupos enmascarados salidos de las marchas opositoras que atacaron edificios estatales y a la policía, unidades antimotines acusadas de represión desproporcionada y grupos armados no identificados que atacaban a los manifestantes.
Pero luego de tres semanas, las manifestaciones parecen haber perdido parte de su impulso. Los reportes de cada noche dan cuenta desde el lunes de algunos pequeños grupos dispersados con bombas lacrimógenas, obstrucciones parciales de avenidas y saqueos aislados en centros comerciales de provincia, ataques que al parecer son el resultado del oportunismo de algunos grupos en un país donde la violencia criminal habitual deja en promedio 65 asesinatos diarios, según ONGs.