El famoso chef peruano Gastón Acurio negó el jueves a una radio limeña que figure entre sus planes incursionar en la arena política local, luego que recientes sondeos lo ubicaran como una de las caras nuevas que los peruanos reclaman para las elecciones presidenciales de 2016.
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“No voy a ser candidato. No, en todos los idiomas”, dijo un sonriente Acurio a la radioemisora limeña RPP donde acudió a hablar sobre las tendencias de la gastronomía peruana el 2014 y acabó pontificando sobre política.
Según Acurio, uno de los personajes más influyentes del Perú, “los cocineros pueden hacer política desde la cocina para contribuir al desarrollo del país a partir de las oportunidades que nos puede presentar la agricultura, pesca, medio ambiente, educación y salud, espacios íntimamente ligados a la cocina”.
El 2013 fue un año redondo para Acurio: su local “Astrid y Gastón” en Lima, que le dio fama internacional, encabezó la lista de los 50 mejores restaurantes de América Latina de la revista Restaurant.
Este chef es uno de los principales impulsores de la revolución gastronómica peruana que ha revalorizado en la última década la comida andina y disparado la autoestima de los peruanos por su cocina.
El nombre de Acurio, de 45 años, apareció este mes en sondeos electorales por primera vez, donde un 41% expresó su deseo de que se lance a la presidencia peruana en los comicios de 2016.
Ese deseo va de la mano de los peruanos de la necesidad de encontrar caras nuevas en la política ante la desilusión hacia los políticos, muchos de ellos envueltos en escándalos de corrupción.
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Los peruanos quieren “gente que los represente y tratan de encontrar personas ajenas a la política”, arguyó Acurio al explicar el malestar de la ciudadanía ante la clase política.
Acurio ha pedido rescatar el mensaje de esa decepción: “Se necesita un líder que concilie, planifique el futuro. Hay que mirar hacia adelante y dejar de pelearse. Todos deben apoyar un proyecto nacional que espera el país”.
Acurio desbordó su función de chef y es un empresario que ha llevado sus restaurantes (Astrid y Gastón, La Mar) a 14 países, ha creado escuelas de cocina y ha generado una ética de mercado que favorece a toda la cadena del sector de la alimentación, empezando por los agricultores y los pescadores.