Periodistas que protestan en antena, policías que entrar en el edificio y, de repente, fundido a negro: la televisión de Valencia, en el este de España, dejó de emitir este viernes por decisión del ejecutivo regional ante la incapacidad de asumir su enorme deuda.
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“¡No tenéis vergüenza!”, “RTVV no cierra”, gritaban algunos periodistas de la Radio Televisión Valenciana, unos 300 de los cuales, algunos con lágrimas en los ojos, ocuparon la antena durante 12 horas y hasta el último minuto para denunciar el fin de 24 años de emisiones en su lengua regional, el valenciano.
A las 12H19 (11H19 GMT), el sonido se cortó y la pantalla se volvió repentinamente negra.
RTVV se convertía así en la primera televisión pública regional, de las 13 que existen en España, que desaparece.
Las últimas imágenes, retransmitidas en directo por la televisión pública nacional TVE, habían mostrado a la comisión judicial entrando en los locales técnicos del canal valenciano, escoltada por policías que venían a expulsar a los manifestantes.
“Este cierre ha provocado unas imágenes que no me parecen convenientes en ningún caso para un país libre”, lamentó en declaraciones a la AFP Elsa González, presidenta de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE).
Es “una pérdida de derecho a la información”, denuncia, pese a reconocer que el canal había alcanzado una magnitud “desmedida”, enmarcada en la “burbuja mediática” que creó España al mismo tiempo que su burbuja inmobiliaria, cuyo estallido en 2008 dio al traste con la economía.
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A los 10.000 puestos de trabajo de periodistas desaparecidos desde 2009, según la FAPE, habrá que sumar ahora los 1.700 empleados de RTTV.
Ya desde el jueves a medianoche, el futuro de RTTV parecía sellado: el gobierno regional confirmaba su decisión de cerrar la televisión, que carga con una deuda de más de 1.000 millones de euros, publicando en su boletín oficial “la ley de supresión, disolución y liquidación”.
Pero durante toda la noche, mientras los agentes de policía se desplegaban frente a la sede del grupo, los periodistas intentaron lo imposible, ocupando la antena a partir e impidiendo varios intentos de cortar la señal.
“Íbamos contando lo que iba ocurriendo, la publicación en el diario oficial, el cierre de la radio autonómica, el cierre de las corresponsalías en Alicante, en Castellón, en Valencia, los intentos de la policía por cortar los cables”, explicaba a la AFP Vicent Montagud, jefe de los servicios internacionales.
“Ha sido para nosotros muy triste, porque supone el fin de 24 años de televisión, pero a la vez muy vergonzoso” y “extremadamente difícil porque era una presión muy grande, la policía de noche, de madrugada”, agrega.
En directo, fuimos “analizando lo que ocurría con líderes políticos y representantes de la sociedad civil”. invitados en el plató ocupado, “como hubiéramos informado de cualquiera noticia relevante”, explica.
Y todo ello con una libertad de tono nunca vista en esta televisión, conocida hasta hace muy poco por su complacencia hacia el partido en el poder, lo que puede probablemente explicar su débil audiencia (en torno al 3%), que no impidió a los habitantes de la región manifestar su oposición al cierre.
Dos presentadores hablaban con una imagen de una cruz de fondo con el mensaje “Aquí yace RTVV maltratada, explotada, manipulada y asesinada por el Partido Popular” (PP, derecha), en el poder en la región y en España.
En antena, incluso lograron entrevistar, para obtener su apoyo, al portavoz de la televisión pública griega, también cerrada brutalmente en los últimos días.
El gobierno regional de Valencia anunció el cierre del canal el 5 de noviembre, después de que la justicia anulara el despido de 1.000 de sus 1.700 empleados, declarándose incapaz económicamente de readmitir a los despedidos.
Otras varias televisiones regionales enfrentan dificultades financieras y lanzaron planes de reducción de efectivos, principalmente en Madrid, cuyo gobierno regional amenaza también con cerrar el canal si la justicia no aprueba estas supresiones.