Bélgica dio un nuevo paso este miércoles hacia la ampliación a los menores de edad de la ley que autoriza la eutanasia, vigente desde 2002, y se convertiría, si el proyecto prospera, en el segundo país europeo, después de Holanda, en legalizar el fin de la vida para menores con casos terminales.
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Este miércoles, la comisión del Senado belga de Asuntos Sociales y de Justicia, aprobó por 13 votos a favor y 4 en contra este proyecto de ley que genera la oposición de los diferentes credos.
Aún no hay fecha para una adopción en el Senado ni para que el texto sea tratado en la cámara baja. La legislatura actual finaliza en mayo.
El texto prevé que un menor pueda pedir la eutanasia si es “capaz de discernir, tiene una enfermedad incurable y un sufrimiento físico imposible de suavizar” y se encuentra en fase terminal. Para ello debería recibir el diagnóstico de un equipo médico así como el acuerdo de los padres.
Los socialistas y los liberales, tanto flamencos como valones, los verdes y el nacionalista flamenco N-VA votaron a favor del proyecto de ley. Los centristas y los demócrata cristianos, partidos miembros de la amplia coalición gubernamental de Elio di Rupo, así como el Vlaams Belang (extrema derecha flamenca) votaron en contra.
El proyecto de ley fue impulsado desde principios de año por iniciativa del senador socialista Philippe Mahoux, autor de la ley con la que se autorizó en 2002 la eutanasia para adultos.
El senador explicó que con el proyecto quiso responder al deseo expresado por pediatras y enfermeras que enfrentan “el sufrimiento insoportable” de los niños con “sufrimientos que no se pueden aliviar” y al que sólo pueden responder de manera ilegal.
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“Es la falta de respuesta que, según numerosos pediatras, no es tolerable”, añadió.
Según el testimonio de médicos y enfermeras, que afirman que ya se inocularon sustancias de manera ilegal a menores cuyo sufrimiento era “insoportable”, esta ley, si fuese adoptada, tendría un alcance limitado a unos diez casos por año.
En 2012, Bélgica registró 1.432 eutanasias, el 2% de los fallecimientos.
“Es importante que el sufrimiento de un menor pueda también ser tomado en cuenta” en la legislación, indicó en un comunicado el presidente del Partido Socialista belga, Paul Magnette.
Los senadores quitaron del proyecto el sufrimiento “psíquico” insoportable, que, en el caso de los adultos, sí abre la vía a la eutanasia.
A principios de octubre un belga de 44 años decidió morir tras someterse a una operación de cambio de sexo que fracasó. Su médico estimó que los sufrimientos psíquicos que experimentaba se terminaron siendo “insoportables”, pero su vida no estaba en peligro.
Es por ello que los responsables de las diferentes religiones pidieron “no banalizar el acto de dar la muerte” y expresaron su “decepción y tristeza” tras el voto de los senadores.
“Sólo podemos expresar nuestra decepción y nuestra tristeza”, reaccionaron en un comunicado conjunto los responsables de la Conferencia Episcopal, el gran rabino de Bruselas, la Iglesia anglicana, el Sínodo federal de Iglesias Protestantes y Evangélicas, el exarca del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla y la agrupación de musulmanes de Bélgica.
“Compartimos la angustia de los parientes si un niño tiene un final de vida prematuro y particularmente cuando sufre”, explicaron, antes de añadir que creen “sin embargo que los cuidados paliativos y la sedación son una manera digna de acompañar a un niño que muere por una enfermedad”.
En Holanda, primer país europeo en legalizar la eutanasia activa, con la administración de un medicamento que provoque la muerte, así como el suicidio asistido en 2001, la ley permite a los menores a partir de los 12 años reclamar la interrupción de vida si el médico, que está en el corazón del proceso, tiene la convicción de que no existe otra solución razonable para el paciente y que el sufrimiento “es insoportable y no tiene perspectivas de mejora”.