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(Fotos) Los cadáveres se descomponen en medio del desastre por el tifón en Filipinas

x3sqaxargzhtrbpdvkbkmuyzlm.jpg publimetro.pe (NOEL CELIS/AFP)

(Agencias). Alrededor de 10 mil cadáveres se van descomponiendo en la ciudad filipina de Tacloban, donde decenas de miles de sobrevivientes sufren la carencia de alimento y agua tras el paso del tifón “Haiyan” el pasado viernes.

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La comunidad internacional comienza a organizarse para enviar ayuda a Filipinas, donde se decretó el último lunes el estado de catástrofe nacional a causa del tifón.

Las provisiones están llegando con prioridad a las provincias centrales de Samar, Leyte y el norte de Cebú, las más afectadas por el desastre natural.

En Tacloban, en la isla de Leyte, el 70% de los edificios están destruídos. La mayoría que ha quedado en pie está en una situación deplorable y toneladas de desperdicios envuelven la ciudad.

Sólo en el centro permanecen de pie los edificios de ladrillo y hormigón, aunque el tifón arrancó los techos de chapa y reventó las ventanas, con sus ráfagas de viento que llegaron a los 300 kilómetros por hora.

La tensión se percibe en las personas que hacen filas para conseguir un poco de arroz que el Ejército reparte en las calles inundadas por las últimas lluvias en Tacloban, situada a unos 852 kilómetros al suroeste de Manila.

Via Mabag, una enfermera filipina de 24 años, vive en la vecina isla de Cebú y, tras enterarse del desastre, decidió ir hasta la isla Leyte para comprobar si sus familiares habían sobrevivido al tifón.

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“Normalmente el viaje se realiza en unas 5 horas, pero con el mal estado de las carreteras, tardamos 23 horas”, relató a los medios la joven, aún visiblemente conmovida por los cadáveres de mujeres y niños y la destrucción que observó durante su viaje.

“¿Cómo es posible que haya pasado esto? Gracias a Dios, mi familia esta bien, pero muchos amigos y conocidos están desaparecidos. Me siento culpable por no haber estado aquí”, afirmó entre lágrimas.

“En el Hospital nos enseñan a controlar las emociones, pero aquí ha sido imposible. Lo he pasado muy mal”, agregó la enfermera.

“Aquí no hemos visto a ningún equipo de rescate. Nadie nos ha ayudado”, lamentó Mabag.

La desesperación está llegando a su límite y el saqueo es un tema latente. Es por ello que el gobierno ha desplegado 500 soldados y agentes para velar por la seguridad y evitar crímenes o actos de desesperación.

El Secretario del Interior, mar Roxas, señaló que cuatro vehículos blindados Simba patrullan la ciudad para evitar cualquier tipo de desórdenes.

Los soldados se esfuerzan en controlar a muchos desesperados que tratan de asaltar las gasolineras, que reservan gran parte del combustible para los vehículos oficiales o de emergencia.

Cortes, contusiones, gripe, el cólera y traumas psicológicos son algunos de los desafíos sanitarios que tienen que afrontar los servicios de emergencia, que aguardan impacientes la ayuda de la ONU y las agencias internacionales de cooperación.

Cerca de 10 millones de filipinos se han visto afectados por los estragos creados por el tifón, bautizado como Yolanda por las autoridades locales, de los cuales unos 660 mil fueron desplazados.

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