El Senado estadounidense rechazó ayer el proyecto de ley de presupuesto aprobado el fin de semana por la Cámara de Representantes y le envió un texto enmendado. Esto aumenta el riesgo de que varios servicios públicos cierren sus puertas desde hoy, fecha en la que se inicia un nuevo año fiscal en EE.UU.
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Los 54 senadores demócratas, que disponen de mayoría en esa cámara, votaron contra la propuesta que condicionaba el financiamiento de las actividades de varias oficinas federales en el periodo 2014, a retrasar por un año la entrada en vigor de la Ley de Asistencia Sanitaria Asequible (la llamada ‘Obamacare’) propuesta por el presidente Barack Obama, que debería arrancar hoy.
Horas más tarde, el presidente Obama advirtió en conferencia de prensa que el cierre parcial del Gobierno por falta de fondos ‘trabará los engranajes’ de la economía del país en un momento clave para su recuperación.
Obama subrayó que los ‘cientos de miles’ de funcionarios que se verán afectados por un cierre temporal del Gobierno ‘son clientes de todos los negocios de este país’.* ‘Todos nos veremos afectados si el Congreso escoge cerrar el Gobierno del pueblo’*, remarcó el presidente.
Al cierre de esta edición, Obama había instado al presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner (del Partido Republicano), a respaldar una legislación que mantuviera en pie el financiamiento del Gobierno por seis semanas más y a que se vote rápidamente para evitar que se produzca el cierre de las oficinas públicas.
La Casa Blanca comunicó que Obama, mediante una llamada telefónica, le pidió a Boehner que deje sus intentos de vincular el financiamiento del Gobierno con los recortes de fondos para la ley de salud ya aprobada, el principal obstáculo para un acuerdo.
Este posible shutdown de las oficinas públicas afecta a los empleados en cargos no esenciales. Es decir, policías, bomberos, militares, médicos y todos aquellos que se dedican a la seguridad nacional, seguirán trabajando.
Sin embargo, los empleados de parques nacionales, museos y zoológicos se verían forzados a quedarse en sus casas. En Washington, cuyo presupuesto depende del Congreso, no habrá quién recoja la basura.