(AFP). Los hielos árticos se fundieron menos durante el verano de 2013 y fueron más extensos que los registrados durante el deshielo récord de 2012, según las últimas observaciones satelitales de la NASA.
PUBLICIDAD
La agencia espacial estadounidense estableció en sus encuestas anuales que la superficie de los bancos de hielo tras el verano era de 5,1 millones de kilómetros cuadrados el 13 de septiembre.
En 2012, cuando se registró el nivel más bajo jamás observado desde el comienzo de las mediciones en 1978, esta superficie medía en cambio 3,41 millones de kilómetros cuadrados, según precisa el Centro Nacional de Datos de la Nieve y el Hielo (National Snow and Ice Data Center/NSIDC), que hizo públicas estas cifras el viernes.
Sin embargo, incluso cuando la situación es mejor con respecto a 2012, la superficie medida a mitad de septiembre era la sexta más baja desde el comienzo de los informes anuales, y continúa unos 1,12 millones de kilómetros por debajo de media de las registradas de 1981 a 2010, es decir el tamaño conjunto de Francia y California.
La tendencia a largo plazo continúa mostrando una disminución de en torno a un 12% por década desde finales de los años 70, un declive que se ha acelerado tras 2007, señala el NSIDC.
“Esperaba que la superficie mínima de verano fuera más grande este año”, lamenta así en un comunicado Walt Meier, glaciólogo del centro Goddard de vuelos espaciales de la NASA en Greenbelt (Maryland, este).
“Siempre hay una recuperación tras niveles de derretimiento importantes”, afirma, apuntando a que los récords de deshielo no se han registrado nunca durante dos años consecutivos.
PUBLICIDAD
El científico apunta también a que la mayor parte del hielo es fina y blanda, en claro contraste con la espesa banquisa del pasado.
En la forma en que los hielos de poco espesor están sometidos a un rápido deshielo, los glaciólogos estiman que los resultados de 2013 no indican probablemente un cambio en el derretimiento a largo plazo de los bancos de hielo del Ártico.
Este año las temperaturas en el Ártico fueron entre 1 y 2,5 grados Celsius más bajas que la media, según revelan los análisis de la NASA. Este enfriamiento se debió en parte a una serie de ciclones registrados durante el verano, según señalan los científicos.