En Damasco, capital de Siria, la vida sigue a pesar de la inminente guerra con Estados Unidos, de día y también de noche, según informa The Huffington Post .
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Los sonidos de enfrentamientos y artillería se mezclan con los beats de música electrónica, salsa o tango así como con los locales de karaoke que aún permanecen abiertos, a pesar de la dificultad de conseguir autorización del gobierno para seguir operando estos establecimientos.
‘Quiero vivir, no quiero escuchar más malas noticias’, dice alguien en la pista de baile. Es el rapero Midu al-Arabi de 22 años, quien presenta su espectáculo en los pequeños clubs, con canciones nostálgicas sobre la forma de vida en Damasco antes de que los ataques entre las fuerzas del presidente al-Assad y los rebeldes se intensificaran en marzo del 2011.
Las autoridades son muy estrictas en cuanto a los permisos de funcionamiento de bares, karaokes y pistas de baile, por lo que muchos dueños prefieren que no se mencione el nombre de sus lugares en publicaciones occidentales.
Bashar, dueño de uno de estos bares, afirma tener ‘miedo de que alguien quiera hacernos daño porque piense que no deberíamos estarnos divirtiendo mientras afuera hay gente muriendo.’
Mayss, la asistente personal del director de una compañía de telecomunicaciones, asiste regularmente a clases de baile en un centro comunitario de Damasco; la joven de 28 años afirma que ‘antes de la guerra los sirios no solían ser tan activos. Ahora hemos entendido que la vida es corta y que necesitamos vivirla plenamente’, un recordatorio sencillo pero que muestra claramente la situación diaria de la gente que vive inmersa en un conflicto bélico.