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(Fotos) Un viaje en moto a través de la península coreana

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Por: Kieron Monks / Metro World News

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Solo conocida por los servicios secretos de inteligencia de occidente, la zona desmilitarizada entre las dos Coreas no es de ninguna manera una opción común para viajar.

Sin embargo, cinco motociclistas neozelandeses acaban de lograr algo casi imposible: cruzar esta frontera fuertemente armada como parte de una caravana turística por la península coreana.

‘Estuve trabajando en este proyecto desde el año 2006’, cuenta vía Skype desde Corea del Sur Gareth Morgan, un economista de 60 años convertido en un intrépido aventurero.

Cuando se encontraba planeando su viaje alrededor del mundo, Morgan contactó a una sociedad de ciudadanos norcoreanos radicados en Nueva Zelanda, de la que obtuvo una carta de invitación para viajar a Pyongyang.

‘Les dije que quería recorrer en moto su famosa cordillera de montañas con mi esposa y unos amigos para desear la paz en la península y enfatizar la realidad de un país dividido’, dice Morgan.

Su estrambótico proyecto contó hasta con la ayuda de la ONU. Miembros de las Naciones Unidas y la agencia de cooperación internacional de Corea del Sur trazaron una ruta consensuada por la zona desmilitarizada que separa las dos Coreas desde hace 60 años en un hecho histórico.

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Los excursionistas encontraron su primera dificultad en Siberia (Rusia), pues las autoridades locales quisieron cobrarles una tasa desorbitada para abrirles paso a Corea del Norte, país limítrofe.

Cuando finalmente lograron el permiso, llegó la segunda traba. Las fuerzas de seguridad norcoreanas les confiscaron sus pasaportes por ser ‘especiales’. Superados estos inconvenientes, los aventureros se adentraron en la espectacular cordillera de Baekdudaegan, que atraviesa de norte a Hazaña. Cinco aventureros neozelandeses lograron cruzar la blindada frontera que divide las Coreas.

‘Siempre escuchas hablar de la pobreza en esas montañas, pero este año la cosecha fue buena. La gente estaba bien vestida y hasta vimos mujeres en el campo luciendo tacos. ¡Nosotros éramos los vagubundos!’, bromea.

Morgan guarda muy buenos recuerdos de esta experiencia. ‘En nuestro viaje por las montañas, la gente nos preparó una comida de 13 platos, que normalmente se sirve para las autoridades más importantes’, dice.

Cuando por fin llegaron a la frontera sur surgió otro problema. ‘Nos habían dado autorización para salir de Corea del Norte por un paso fronterizo que no tenía acceso para automóviles’, explica. ‘No podíamos salir con las motos’.

Era un día feriado y las autoridades norcoreanas casi enloquecieron para resolver este error burocrático con muy buena voluntad.

Solucionado el embrollo, los aventureros pudieron llegar al punto de frontera correcto. Enseguida se toparon con unos soldados estadounidenses que les dieron una cálida bienvenida a Corea del Sur.

Morgan está convencido de que las dos Coreas desean la paz. Lograrlo, dice, es cuestión de todos. ‘Es una frontera entre dos superpotencias. No es solo un asunto de los coreanos’, opina.

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