Miles de turistas aguardan desesperados este martes en Acapulco para poder subir a uno de los escasos aviones que permiten salir del balneario, casi incomunicado desde el fin de semana por las tormentas que azotan México y donde se han registrado saqueos..
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El sol y la playa con los que muchos soñaban para el puente del fin de semana y lunes por las fiestas de la Independencia se convirtieron en vientos huracanados, lluvias torrenciales e inundaciones que anegaron el aeropuerto internacional y bloquearon las carreteras hacia la capital, obligando a más de 40.000 turistas a unas vacaciones forzadas y sin fecha clara de regreso en este puerto del océano Pacífico mexicano.
“Estamos viendo si regresamos en avión o esperamos a que abran (las carreteras), pero el problema es la comida”, dijo a la AFP Andrés Guerra Gutiérrez, un mexicano de 40 años que el viernes viajó por carretera junto a 14 familiares hacia el que es uno de los destinos favoritos de los habitantes de la capital y llegó a ser muy visitado décadas atrás por estrellas de Hollywood.
Tras cuatro días consecutivos de tormentas, más de la mitad de Acapulco (680.000 habitantes) sigue inundado, especialmente en su empobrecida periferia y en la zona de Punta Diamante, área hotelera donde las inundaciones llegaron a alcanzar cerca de tres metros.
En esta zona se registraron saqueos. Cientos de personas asaltaron un comercio y las tiendas de dos centros comerciales, de donde se llevaron alimentos, electrodomésticos y colchones, constató un corresponsal de la AFP.
“No podemos contenerlos. Estamos en una situación de grave emergencia”, dijo uno de los soldados destinado a tareas de seguridad y rescate, que no quiso identificarse.
Además del Ejército, han sido desplegados en Acapulco elementos de la Policía Federal, cuya imagen ha estado marcada en los últimos años por una fuerte ola de violencia atribuida al narcotráfico.
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A través de helicópteros, la Policía Federal reportó haber hecho más de 200 rescates a personas que se tuvieron que refugiarse en los techos de sus casas por las crecidas.
Puente aéreo desde inundado aeropuerto
Con la esperanza de obtener un boleto de salida, miles de turistas varados esperaban el martes pacientemente en fila en la explanada de un centro de espectáculos de Acapulco, convertido en punto de operaciones de las compañías aéreas y también en un improvisado refugio para cerca de 2.000 personas que ya no pudieron alojarse en hoteles o apartamentos.
Milagros, una venezolana que viajó junto a su marido e hija de dos años, cambió desde el lunes su lujoso hotel por el suelo del Centro de Convenciones de Acapulco, otro refugio para unas 1.000 personas.
“Estamos realmente preocupados por no tener efectivo ya para pagar la sanción de la aerolínea por pérdida de vuelo”, temía esta caraqueña, que prefirió no revelar su apellido ni profesión.
Aunque el gremio hotelero se ha comprometido a dar cobijo gratuito hasta el miércoles a entre 15.000 y 20.000 turistas varados, muchos prefieren quedarse en los refugios pese a sus condiciones precarias por estar más cerca de los puntos de salida de las tres aerolíneas privadas que, junto con vuelos militares, han evacuado este martes a varios centenares de turistas varados.
Los “puentes aéreos” con la capital están operando directamente en la pista del aeropuerto de Acapulco, donde no funcionan las torres de control. No se está usando la terminal de pasajeros ya que se encuentra completamente cubierta por el agua, al igual que el estacionamiento del aeropuerto donde hay una docena de vehículos particulares y patrullas policiales sumergidas.
La tempestad que afectó este fin de semana a más de dos tercios de México, y que sólo en Acapulco dejó más de 20 muertos según autoridades locales, se debe al azote de dos ciclones simultáneos ya debilitados en las costas del Pacífico y Golfo de México, Manuel e Ingrid, lo que no sucedía desde 1958.
Las autoridades no han determinado aún los costos materiales de las tormentas en Acapulco, que actualmente atraviesa graves problemas económicos y de seguridad, siendo considerada una de las ciudades más violentas del país por las disputas entre varios cárteles narcotraficantes.