Se trata del peor episodio de este tipo en una instalación militar estadounidense desde el asesinato de 13 militares en la base de Fort Hood, en el estado de Texas, en 2009.
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“Confirmamos 12 víctimas fatales. Tenemos varias otras víctimas que resultaron heridas, pero no corren riesgo”, dijo este lunes la jefa de la policía de Washington, Cathy Lanier, en una conferencia de prensa.
La identidad del atacante abatido por las fuerzas de seguridad no fue revelado, aunque el alcalde de Washington, Vincent Gray, dijo que “en este momento no hay razones para pensar” que pueda tratarse de un acto terrorista.
En ese contacto con la prensa, Lanier había dicho que las fuerzas de seguridad buscaban intensamente a dos hombres por sospecha de haber participado en los tiroteos.
Sin embargo, instantes después la policía informó que uno de esos dos hombres había sido identificado y liberado de cualquier sospecha.
La investigación del caso quedó ahora en manos del FBI.
El tiroteo estalló hacia las 08:20 locales (12:20 GMT) en un complejo de edificios llamado Washington Navy Yard, una sede histórica de la marina estadounidense y que actualmente abriga el Comando de los sistemas navales del país.
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De acuerdo con informaciones preliminares, un hombre ingresó al llamado Edificio 197 del complejo militar, donde trabajan unas 3.000 personas, e hizo fuego varias veces.
Un “acto cobarde”
En la Casa Blanca, el presidente Barack Obama condenó lo que denominó “acto cobarde” y lamentó que el país tenga que enfrentarse a “otro tiroteo”.
“Nos encontramos otra vez ante un tiroteo generalizado”, lamentó. A medida que la investigación sobre lo ocurrido avance “haremos lo posible para que quienquiera que sea que realizó este acto cobarde, sea responsabilizado”, dijo el presidente.
El personal de Washington Navy Yard, dijo el mandatario, “conoce el peligro ser desplazado al extranjero, pero hoy se han enfrentado a una violencia inimaginable, que no esperaban encontrar aquí”.
Poco después del inicio del tiroteo, todos los puntos de acceso al complejo fueron bloqueados por la policía y era posible ver soldados con armas pesadas montando guardia en puntos estratégicos.
En un momento fue posible ver a un hombre descender por un cable desde uno de los helicópteros militares hasta un área en el interior del complejo naval.
Una empleada del complejo, Patricia Ward, dijo que había acabado de pagar un desayuno en la cafetería del edificio central cuando se inició el tiroteo.
“Estaba esperando que un amigo pagara su cuenta cuando escuché disparos. Fueron tres disparos seguidos, pow, pow, pow. Unos segundos después fueron otros tres disparos”, dijo.
De acuerdo con Ward, “un guardia nos gritó que corriéramos, que escapáramos lo más rápidamente posible”. La mujer añadió que los empleados no pasan por un detector de metales cuando ingresan al edificio.
Por el momento no resulta claro como el o los atacantes pudieron ingresar con armas pesadas a un complejo fuertemente protegido como el Washington Navy Yard.
El complejo de edificios abriga, entre otras instalaciones, la residencia del Jefe del Estado Mayor de la Marina estadounidense, el almirante Jonathan Breenert.
El más antiguo establecimiento de la marina estadounidense sirve en la actualidad como base administrativa de esa fuerza y es la sede del Jefe de Operaciones Navales de Estados Unidos.
A raíz del incidente los despegues programados del aeropuerto internacional Ronald Reagan, situado a pocos kilómetros, llegaron a ser cancelados por casi dos horas.