¿Quién dijo que es necesario ver para sentir? El aroma de un floripondio, la textura de una hoja o el sonido de una cascada hacen de un parque el espacio ideal para estimular los sentidos.
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Bajo esta premisa, en el distrito de Laredo, en Trujillo, el arquitecto paisajista Raúl Silva Yepes creó el primer espacio donde la vista no es el principal sentido para percibir el entorno.
El Jardín de los Sentidos, creado en 1984 como un vivero, fue rediseñado hace cinco años pensando en las personas con discapacidad visual. Su diseño está guiado por la orientación del sol. Además, las flores y plantas que se encuentran allí han sido escogidas por ser las más aromáticas.
Por recomendación de un chamán de la zona, llamado Bombayec, las plantas fueron organizadas según los puntos cardinales: las del saliente, por ejemplo, son las más cálidas (colores rojos y naranja), las de colores fríos (azul o lila) van hacia el oeste y coinciden con el mar. Al sur, en dirección a la Cruz del Sur, van las luminosas (amarillas), y hacia el norte, los elementos blancos.
Asimismo, los senderos están marcados a 90 centímetros del suelo, lo que permite percibir las fragancias y texturas de las flores, que llevan su nombre inscrito en una tablilla Braille. ‘Estamos ubicados cerca a las Huaca del Sol y la Luna, a la espalda del museo de arte moderno de Gerardo Chávez, en una campiña limpia, típica de la costa norte. El jardín tiene 3 mil metros cuadrados, está todo preparado para que los que no ven no encuentren trabas en su desplazamiento, pero a la vez es un jardín para sensibilizar a los visitantes’, explica José Silva Yepes, arquitecto paisajista, dueño de este espacio.
El principal propósito de este paisajista es que ‘la gente vea por la piel, que son ojos que hemos olvidado’. ‘Cuando íbamos a cumplir 25 años, hace cinco años, decidimos hacer el área para ciegos, porque nos parecía un segmento de la población desatendido’.
En Lima, Wilfredo Guzmán, presidente del Conadis, visitante asiduo del Jardín de lo Sentidos, busca el apoyo de la Municipalidad de Lima para emprender un proyecto similar en la capital. ‘En Conadis lo hemos dialogado, pero no lo hemos planteado como algo concreto. Supone un estudio técnico, pero creemos que la acaldesa Susana Villarán podría acoger nuestro pedido’, sostiene animado.
Por lo pronto, José Silva Yepes está dispuesto a apoyarlo: ‘En Lima es una necesidad por el alto índice de personas ciegas. Al final, estos espacios se convierten en lugares de interrelación de los habitantes de la ciudad. Más allá de espacios decorativos, sirven para conectarse con el espíritu y acaban siendo atractivos turísticos’.