Por: Zoë Massey
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Marita Ibáñez destruye y reconstruye. Se lleva parte de la ciudad al papel, lo corta digitalmente, pega, deforma, reforma. Me dan ganas de conocer esa ciudad que lleva dentro.
Fachadas reconocibles para cualquiera, así uno no haya vivido en esta ciudad. Pero ¿cuál es? Es la ciudad en la que vives tú, en la que viven otros o son lugares desconocidos, pero que visualmente se nos hacen propios.
Locales comerciales, restaurantes, rejas. Unos sobre otros, antenas, cables. ¿Por qué será que en nuestro desorden urbano, ella saca un propio ‘orden’?
Cuando veo sus montajes, me hacen pensar -más que en las fachadas mismas- en quienes viven dentro. En la bulla que sale de sus casas, la música que oyen y que bailan sin vergüenza porque Marita solo está mostrando lo de afuera y dejándonos imaginar lo que hay adentro.
Dentro la señora ve la telenovela mexicana, el señor su partido de fútbol y fuma un pucho, al lado el hijo se pega a una revista de mujeres, la hija escucha alguna banda de chicos que bailan coreografías y suspira. Siento que al ver su ciudad por fuera, escucho lo que vive en su interior.
Esta vez, la muestra de Marita, llamada Ciudad Estéreo, lleva formatos grandes y unas piezas hermosas en madera, medio circulares, que son mis favoritas.
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El patio abierto e iluminado donde está la muestra parece tener ahora ventanas que te dejan ver hacia otras partes de la ciudad, de esta Ciudad Estéreo.
Confieso que me reconozco un poco en su trabajo, en la recreación de nuestras propias urbes de bolsillo, de todo lo que vemos aquí y que nos podríamos llevar afuera en caso de irnos, y lo de afuera que nos traeríamos con nosotros en caso de volver.
Marita Ibáñez no estará mucho tiempo más en la galería Índigo. Solo va hasta el jueves 5 de setiembre, así que apúrate para darte una vuelta por San Isidro. Fíjate en cuál ventana te reconoces o si, como a mí, se te pierde la mirada casi magnéticamente en ese fondo desenfocado que hay detrás de las imágenes, como una ciudad inacabable, como es Lima, como son varias otras ciudades que tenemos en nuestra memoria.