Por: David Trads
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Dudo de que exista otro país en América Latina tan ultraliberal como Uruguay. El pequeño país legalizó el aborto y el matrimonio homosexual este año. Y ahora está camino de convertirse en la primera nación del mundo en legalizar la producción y venta de marihuana. José Mujica, izquierdista uruguayo, líder poco ortodoxo y carismático presidente, está respaldando esta idea.
‘La marihuana es una plaga como el tabaco. Y ninguna adicción, salvo la del amor, es recomendable, pero están ahí. Es una cuestión de vida que tenemos que tratar de manera pragmática’, dijo recientemente el presidente Mujica al diario El Observador, un influyente periódico uruguayo.
La legalización, obviamente, es una tendencia hacia una sociedad cada vez más liberal, una tendencia que va a transformar a su capital, Montevideo, en una ciudad libre, más que Ámsterdam en Europa. Aborto, matrimonio homosexual y la hierba legalizada son, por supuesto, hechos o actos impensables en muchos países del mundo.
Entonces, ¿por qué fumar marihuana se ha hecho legal? Aquí dos diferentes respuestas de sus partidarios en Uruguay: (1) es una manera de minimizar el poder y la importancia de los cárteles de la droga; (2) no existe evidencia de que el consumo de la marihuana conduzca a experimentar con drogas más peligrosas.
Sin embargo, los opositores, que tienen el respaldo de la mayoría de la población, pero son minoría en el Congreso, no están convencidos. Ellos afirman que la legalización de la marihuana es una manera de rendirse en la guerra contra las drogas y que la hierba sí es un paso hacia otras drogas más fuertes.
Enrique Tubino, quien vende de todo en su tienda en Montevideo (moledores de hierba, narguiles, pipas de marihuana) menos marihuana, está emocionado. ‘Ahora seremos capaces de producir hierba en paz, sin tener que esconderla. Eso va a ser un gran cambio en nuestras mentes’, señaló Tubino a The Observer, un periódico británico. Una de cada 20 personas en Uruguay es consumidora de marihuana, según las encuestas.
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Estas nuevas leyes no están dirigiendo a Uruguay a un nivel de nirvana que a la gente más liberal le encantaría ver. El Estado supervisará estrictamente la liberalización en un movimiento típico de un gobierno de izquierda: los productores privados con licencia oficial y las farmacias registradas serán los únicos admitidos para cultivar marihuana para la venta directa a los consumidores. En otras palabras: los ‘clubes de cannabis’ de la hermosa ciudad vieja de Montevideo no podrán acoger altas cantidades de hierba. Al menos no legalmente. Sin embargo, será legal para las personas cultivar marihuana para su propio consumo.
Otros países están mirando de cerca el experimento de Uruguay -incluso países con grandes problemas de drogas como México, Bolivia y Colombia-. La gran inquietud, por supuesto, reside en ver si la reforma y la liberalización realmente ayudarán a vencer a los cárteles de la droga. Décadas de un enfoque de línea dura en la guerra contra las drogas no han resuelto el problema. Ha habido decenas de miles de asesinatos y cientos de miles de civiles aterrorizados por este conflicto, sin que el consumo de drogas disminuya. La estrategia de Uruguay es diferente: un libre mercado de drogas será menos atractivo y difícil para que los criminales entren en este campo.
‘El problema detrás de la marihuana es el narcotráfico’, comentó el presidente Mujica. ‘Si lo dejamos en la clandestinidad, le regalamos un mercado. Lo que nosotros defendemos es que se haga cargo el Estado. Acá el tema es robarle el campo al narcotráfico como forma de combatirlo. Lo que tengo claro es que cien años persiguiendo la droga no han solucionado el problema, entonces hay que ser más pragmático’.
Ese tipo de pragmatismo es visto por los liberales como inteligente, pero por los conservadores como una estupidez. Pero no importa lo que digan, Uruguay se convertirá en el primer país en legalizar la producción y el consumo de marihuana de manera efectiva en octubre. Eso es un hecho.