Es la frase más memorable de uno de los mejores discursos de la historia, pero el líder de los derechos civiles Martin Luther King nunca pensó decir “Tengo un sueño” (I have a dream) al dirigirse a una multitud en Washington hace medio siglo.
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King era el último orador de la jornada el 28 de agosto de 1963 cuando se dirigió al atril y miró a las 250.000 personas que colmaban el National Mall por la Marcha sobre Washington por el Trabajo y la Libertad.
En manos del pastor bautista de Georgia estaba el texto que con sus asociados había arduamente acordado la noche anterior. La frase “I have a dream” no figuraba en él.
“Pese a la minuciosa preparación de King, la parte del discurso que entraría en los libros de historia fue agregada apresuradamente cuando ya se encontraba en la escalinata del Lincoln Memorial, en plena comunicación con la multitud”, escribió Gary Younge, corresponsal del diario británico The Guardian, en un pasaje de su nuevo libro “The Speech”.
King había usado la frase antes, incluso en un sermón en Detroit grabado por el sello Motown dos meses antes. Pero el asesor del líder de los derechos civiles, Wyatt Walker le aconsejó no hacerlo otra vez, argumentando que era una frase hecha, un lugar común y básicamente inútil para un evento televisado a nivel nacional.
King, presentado en el evento como el “líder moral de nuestra nación”, dijo al estudiante graduado Donald Smith más tarde ese año que “súbitamente” decidió invocar el sueño.
Pudo haber sido impulsado en ese momento por la cantante de Gospel Mahalia Jackson, quien había cantado más temprano, cuando le gritó: “¡Háblales del sueño, Martin!”.
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“Sentí que quería usarla”, dijo King sobre la frase a Smith, quien escribió su disertación de doctorado sobre el poder del discurso persuasivo del líder de los derechos civiles. “No sé por qué. No había pensado en ella antes del discurso”, agregó.
El discurso, que duró de dieciseis minutos, se hizo famoso luego como el virtual epitafio de King, que fue asesinado en el balcón del Lorraine Motel de Memphis (Tennessee, centro-este) en abril de 1968 por un francotirador blanco.
Pero no se trató solamente de lo que King dijo en ese caluroso día de verano en Washington, sino de quienes lo estaban escuchando o viendo en directo por radio y televisión.
“Por primera vez una masiva audiencia blanca escuchó la innegable justicia de las demandas de los negros”, dijo Julian Bond, presidente de la Asociación Nacional para el Progreso de la Gente de Color (NAACP, por sus siglas en inglés), citado por la revista Smithsonian en 2003.
El propio King recordaba la Marcha sobre Washington com “aquél radiante día de agosto”.