“Dentro de esta esquizofrenia bipolar en Venezuela, los discursos homofóbicos se han instalado como forma de denigrar políticamente, cuando quieres atacar a otro siempre será ‘maricón’”, resume Tamara Adrián, abogada y activista transexual de la organización Diverlex, al hablar del debate ampliamente difundido por la prensa.
PUBLICIDAD
La mecha fue encendida el martes cuando en el Parlamento, al denunciar el oficialismo presuntos casos de corrupción y de prostitución homosexual en el gobierno de Miranda (norte, opositor), salieron a relucir insultos y cuestionamientos sobre preferencias sexuales de miembros de la oposición, en particular de su líder Henrique Capriles.
“Responde, homosexual (….), acepta el reto maricón”, gritó al calor de la discusión el diputado chavista Pedro Carreño, refiriéndose a Capriles, gobernador de Miranda y quien a su vez acusa al legislador de corrupción.
Carreño señaló que “el problema no es la homosexualidad (…) pueden hacer lo que quieran con su culo”, sino la implicación de opositores dijo en una red de prostitución gay, blanqueo de dinero y narcotráfico.
El diputado, quien también mostró una foto de un cercano colaborador de Capriles, Oscar López, vestido de mujer y abrazado con otro hombre, presentó el miércoles excusas por sus expresiones, que causaron enojo entre organizaciones defensoras de la diversidad sexual.
“Fue un espectáculo bochornoso. Ahora a los que pensamos distinto al gobierno no sólo nos dirán fascistas, derechistas, ‘sifrinos’ (burgueses), sino también mariconzones. Un calificativo más para dividir a los venezolanos”, dijo a la AFP Yonathan Matheus, director general de Diversa Venezuela.
Matheus, sin filiación partidista, dice respaldar el combate a la corrupción, bandera enarboldada por Maduro, pero lamenta el clima de “violencia verbal” en el que se está llevando este debate y que “la orientación sexual o identidad de género real o percibida sea utilizada como argumento discursivo”.
PUBLICIDAD
Leyes, no palabras
Para Tamara Adrián, identificada con la oposición y una de las voceras de la ONU en una campaña contra la discriminación por orientación sexual, este debate demuestra que en Venezuela se vive un “caso típico de homofobia de Estado” en el que el aparato gubernamental emprende acciones contra determinadas personas “por su diversidad sexual real o percibida”.
“Hay agresiones de Estado físicas, pero también morales. Lo que vimos en la Asamblea fue una ejecución moral, en un espacio público, a través de un medio masivo de comunicación”, explicó la abogada, quien acusa al presidente de protagonizar las acciones homofóbicas.
El mandatario ha sido señalado en al menos tres ocasiones de usar expresiones consideradas homofóbicas contra Capriles, quien no reconoce su derrota frente a Maduro por una diferencia 1,49 puntos porcentuales en la elección del 14 de abril, que considera fraudulenta.
“Jamás he sido ni seré homofóbico. Por el contrario, la revolución ha reivindicado el respeto al ser humano”, se defendió la tarde del miércoles Maduro, con la bandera del arcoiris en mano y acompañado de gays y lesbianas, en un acto en la zona popular caraqueña de Petare.
En aparente alusión a Capriles y su colaborador, Maduro indicó que “el peor homofóbico (…) es el que teniendo una condición de vida la niega. Que teniendo esas tendencias humanas venga a prostituir a jóvenes porque tiene poder político”.
“Yo soy heterosexual, estoy casado con Cilia” Flores, añadió Maduro, quien en otras ocasiones ha cuestionado a Capriles por estar soltero a sus 41 años.
Para Matheus, el hecho de que Maduro proclame su rechazo a la homofobia es un “paso adelante”, pero reclama acciones para que no sea una expresión “panfletaria”.
“El chavismo tiene 14 años dominando la Asamblea. ¿Cuándo se van a poner a legislar sobre leyes que sancionen la discriminación o reformas al registro civil, derechos de salud sexual reproductiva, el matrimonio igualitario?”
El analista Luis Vicente León subrayó en un artículo que el gobierno apela al “recurso bastante primitivo del tema homosexual para desprestigiar a un sector político, con la intención de incidir en una sociedad que ellos perciben como conservadora”.
Tanto Matheus como Adrián sostienen que a diferencia de otros países de la región, como Uruguay, Argentina, Brasil, Colombia y México, en Venezuela una ola de conservadurismo ligado a grupos religiosos ha bloqueado leyes relativas a los derechos de homosexuales, lesbianas y transexuales.