La víspera del partido, que se jugará el miércoles 14 agosto, el papa recibirá en el Vaticano, a todos los jugadores para una audiencia especial, prevista en la imponente Sala Clementina del palacio apostólico.
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“La idea nació instintivamente”, confesó el entrenador italiano Cesare Prandelli en una entrevista a la Gazzetta dello Sport.
“Me surgió después de las primeras salidas públicas del papa, en medio de ese clima simpático y de consenso generalizado que suscitaba. Me imaginé a las dos selecciones, Italia y Argentina, que salían juntas del mismo hotel para ir con alegría a encontrarse con el Papa. Eso está por ocurrir el martes”, comentó emocionado.
En efecto, los jugadores, tanto los argentinos como los italianos, algunos de los cuales ya han tenido contacto en forma privada con Francisco, ingresarán en forma conjunta al Vaticano en un autobús, provenientes del mismo hotel en que se alojan, cerca al céntrico parque de Villa Borghese, en un “gesto de amistad y unión”, según la Federación Italiana de Fútbol (FIGC).
“El encuentro con el papa será particularmente emocionante e intenso”, confesó a la prensa este viernes Giancarlo Abete, presidente de la entidad, tras recordar que los jugadores de los dos países representan “dos grandes escuelas de fútbol, que han cosechado numerosas victorias”.
Una representación de los cerca de 90 futbolistas argentinos que juegan en Italia asistirá a la audiencia papal, que será transmitida por el circuito interno de televisión del Vaticano, según explicaron fuentes de la oficina de prensa de la Santa Sede.
No se excluye que los jugadores renueven la invitación a Francisco al partido en el estadio olímpico, el primero en casi trece años entre las dos selecciones, después del que se jugó en Roma en 2001.
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“Quisiera decirle, que si el miércoles no tiene nada mejor para hacer, que venga al estadio con nosotros, pero temo que me quedaré sin voz por la emoción”, admitió Prandelli.
La presencia en el estadio del papa argentino, célebre por ser hincha del club San Lorenzo de Almagro, al que sigue pagando su cuota como simpatizante, fue excluida por el Vaticano, pero conociendo el estilo espontáneo y directo, podría cambiar programa y aceptar dar la patada inicial del encuentro.
El sueño de ver al pontífice latinoamericano en las tribunas del estadio romano, donde se jugó el partido final de la Copa Mundial de 1990 entre Alemania Federal y Argentina (1-0), ronda entre los hinchas.
“Este Papa sabe comunicar con la gente y el fútbol es el deporte de la gente, el menos clasista y el más democrático”, sostiene el ex jugador de fútbol Demetrio Albertini.
No sería la primera vez que un pontífice asiste a un encuentro de fútbol. En el año 2000 el papa Juan Pablo II presenció un partido organizado en ocasión del Jubileo de los deportistas.
Desde su elección en marzo de este año, el papa Francisco ha dado muestras de su cercanía, buscando en muchas ocasiones el contacto directo con los fieles.
Astros como el argentino Messi y el italiano Mario Balotelli, quien se encuentra lesionado, figuran entre los convocados para el partido amistoso, así como otros argentinos que juegan en conocidos equipos de Europa, entre ellos Javier Mascherano (FC Barcelona, España), Angel di María (Real Madrid, España) o Ezequiel Lavezzi (Paris Saint Germain).