Es la pesadilla de todos los neoyorquinos: una mujer de 35 años murió al caer desde su balcón en el decimoséptimo piso de su apartamento el jueves mientras hablaba con un amigo.
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Se dice que la mujer, identificada en los medios locales como la ejecutiva de venta de anuncios Jennifer Rosoff, estaba fumando un cigarillo y hablando con un amigo cuando la barandilla en la que se apoyaba cedió, lo que desencadenó la fatal caída.
Las imágenes de televisión mostraron la esquina dañada del balcón en el edificio de la calle 57 East, en un área próspera de negocios en el medio de la ciudad.
La policía ha descartado que se trate de un acto criminal.
La tragedia ha puesto en la mira una de las permanentes ansiedades asociadas con vivir en el bosque de rascacielos que es Nueva York.
Un incidente similar en 2010 desencadenó una revisión de la seguridad en los edificios altos que resultó en que se informara a los residentes de una decena de edificios que dejaran de utilizar sus balcones porque los propietarios no habían realizado una evaluación de riesgos recientemente.
En el accidente de 2010, los inspectores del edificio descubrieron que los dueños del mismo no habían presentado una inspección de seguridad en diez años.
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Los dramas de gran altura son un clásico en la vida en Manhattan y el accidente del jueves es el tercero que llega a las noticias en los últimos días.
Un famoso banquero saltó desde el séptimo piso de su apartamento tras una disputa con sus vecinos sobre sus caniches ladradores y logró sobrevivir milagrosamente a la caída, que fue detenida por un toldo en la parte baja del trayecto.
Días después varias personas debieron de ser tratadas para recuperarse de un shock cuando una mujer que se iba a suicidar se arrojó de lo alto de su edificio y aterrizó a varios metros de donde varios vecinos estaban almorzando en un balcón comunal de la parte baja.