La protesta, convocada por la Central Sindical Unitaria de Trabajadores (CUT), con apoyo de funcionarios públicos y estudiantes, comenzó en la mañana con una decena de cortes con barricadas incendiarias en varios puntos de Santiago, que causaron embotellamientos y desvíos del transporte público en las horas punta de ingreso a las trabajos, según informes de Carabineros.
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El principal sindicato del país demanda un nuevo código del trabajo, una reforma tributaria que disminuya la desigualdad social, salario mínimo de por lo menos 490 dólares actualmente es de 380 dólares mensuales y un nuevo sistema de pensiones que cambie el modelo privado por uno estatal, sin lucro y de aporte compartido entre trabajador y empleador.
El presidente de la Asociación Nacional de Empleados Fiscales (Anef), Raúl de la Puente, aseguró que el 90% de los 100.000 funcionarios públicos adscritos al sindicato paralizaron sus funciones. El gobierno informó por su parte que el 6,4% de los trabajadores públicos se adhirió a la huelga (unos 10.200).
“No hay inconveniente en que la CUT pueda hacer una movilización. Razones para hacer un paro hoy día en el país, a juicio del gobierno, las vemos como inexistentes”, dijo en rueda de prensa el ministro del Interior, Andrés Chadwick.
Hasta el mediodía, se registraban 24 detenidos por desórdenes relacionados con las barricadas y el paro nacional, según Chadwick.
La intendencia de Santiago y la CUT alcanzaron la mañana del jueves, en el último momento, un acuerdo sobre el recorrido de la manifestación por la capital, que se desarrollaba pacíficamente. Los carabineros desplegaron un fuerte dispositivo de seguridad, con cientos de policías.
Los accesos a los principales yacimientos mineros de la estatal Codelco, la mayor productora mundial de cobre, también fueron bloqueados con cortes de carreteras, produciéndose retrasos en el inicio de los turnos, pero sin afectar el funcionamiento normal de cuprífera, informó la compañía.
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En la noche del miércoles un centenar de manifestantes asistieron a un caerolazo frente al palacio de Gobierno, y durante la madrugada, en la comuna de Estación Central, un grupo de desconocidos asaltaron un bus del transporte público y lo incendiaron, luego de hacer descender a pasajeros y conductor.
El paro se produce a casi cuatro meses de las elecciones parlamentarias y presidenciales del 17 de noviembre, y enmarcado en un clima de reiteradas protestas protagonizadas por los estudiantes, que han conseguido mantener en el tiempo sus demandas por un cambio en el sistema educativo heredado de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), que garantice educación pública gratuita y de calidad.
Las influyentes agrupaciones de estudiantes se sumaron a la huelga nacional, que cuenta con también cuenta con la participación de trabajadores del Registro Civil, profesores de jardines infantiles, servicios de aduanas y la Asociación Nacional de Funcionarios de Aeronáutica Civil.
Pese a las protestas en algunos sectores, el aeropuerto de Santiago funcionaba con normalidad la mañana del jueves, así como la mayoría de servicios y comercios de la ciudad, que no se plegaron al paro de actividades.