“Los detenidos son atados a una silla por sus cuerpos, sus pies, sus manos, y dos veces al día le introducen un tubo por su nariz hasta el estómago, tal vez recubierto de aceite de oliva, y se lo obliga a alimentarse. Eso dura desde hace semanas”, se lamentó Dianne Feinstein, presidenta de la comisión de Inteligencia del Senado, quien visitó la base militar de Guantánamo, en Cuba, el 7 de junio con el secretario general de la Casa Blanca.
PUBLICIDAD
Obama es favorable al cierre de la prisión, que alberga a 166 detenidos, pero una ley aprobada por el Congreso prohíbe el traslado de los detenidos a territorio estadounidense.
Un grupo de senadores se disponía a escribirle al presidente Obama, tras el rechazo por la justicia el lunes de la demanda del sirio Abu Wa’el Dhiab de que cesara la alimentación forzada durante el ayuno del Ramadán.
La jueza Gladys Kessler explicó que las leyes aprobadas por el Congreso le impedían intervenir pero que quedaba “una persona con la autoridad de enfrentar ese problema”, esto es el presidente.
De los 106 huelguistas de hambre —en protesta por su detención indefinida y por la falta de cargos formales en su contra— 45 son alimentados a la fuerza, según los últimos datos divulgados el viernes por los responsables de Guantánamo. Tres de los huelguistas estaban internados.
