No hay forma de saberlo con certeza. El 7 de julio de 1947, Mac Brazel, granjero estadounidense domiciliado en Roswell, Nuevo México, dijo a las autoridades locales que un OVNI se había estrellado en su granja. La denuncia, como era de esperarse, se hizo de conocimiento público al cabo de dos días.
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La posición oficial del gobierno estadounidense sostiene que lo que encontró Brazel fueron los restos de una nave diseñada para espiar la actividad nuclear de Rusia. El vehiculo habría perdido el control cerca a la vivienda del granjero y colapsó. Como se sabe, en esa época Estados Unidos estaba en plena “guerra fría” con el país europeo.
No obstante, los ufólogos persisten, hasta el día de hoy, que lo que tuvo lugar en Roswell fue uno de los primeros contactos “del tercer tipo”. De hecho, el 11 de abril de 2011 el FBI desclasificó un documento en el que Paul Ryan, agente de la institución, afirma que un agente residente en Roswell le comentó que habían estallado uno o varios “platillos voladores”.
Más allá de la verdad de los hechos, el episodio conocido como “incidente Roswell” ha inspirado numerosos libros de ficción, filmes y series de televisión, a la par que trabajos de aspiraciones académicas que buscan demostrar la existencia de la vida más allá de la tierra.