La menor cantidad de luz durante el día, el frío y la garúa que evita que la ropa se seque a tiempo al aire libre son razones para incrementar el uso de artefactos eléctricos que traen un aumento de la facturación en el recibo de luz.
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‘Existen dos épocas fuertes de uso de energía: una en verano, y otra entre julio y agosto. En invierno se encienden más temprano las luces, pero también se duerme más temprano, en proporción es casi lo mismo. Pero sí se enciende más la ducha, el hervidor eléctrico y se calienta más la comida en el microondas’, dice Orlando Ardito, ingeniero del programa Casa Segura de Procobre.
El costo del recibo, por lo tanto, puede incrementarse, según Ardito, entre un 10 y un 15%. Aunque, ‘dependiendo de las prácticas, en algunos casos puede llegar al 20%’. En este punto coincide con José Eslava, director de la Dirección de Eficiencia Energética del Ministerio de Energía y Minas.
Ambos expertos valoran el aporte de la tecnología: luces del tipo led, tanto como lámparas ahorradoras, ayudan con el ahorro hasta en un 90%, en reemplazo de los focos incandescentes.
Al criterio de ahorro, Ardito añade otra dimensión: la revisión y renovación de las instalaciones eléctricas en las casas. ‘Existen muchas fugas no identificadas que pueden incrementar el consumo hasta en un 35%’.
¿Y por qué es necesaria esta revisión? Por seguridad y porque, según Ardito, ‘si ya tengo instalaciones eléctricas defectuosas, aplicar medidas de ahorro no permitirá notar un real impacto’.
