Confrontada con la mayor protesta en dos décadas, en reclamo de mejores servicios públicos y el fin de la corrupción arraigada en la clase política, Rousseff anunció el lunes un paquete de propuestas que van desde un plebiscito que convoque a una Constituyente para implementar reformas políticas a mejoras en salud, educación, transporte, así como responsabilidad fiscal en todos los niveles de gobierno.
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Las manifestaciones prosiguen en tanto en ciudades como Belo Horizonte, Sao Paulo y Goiania, aunque con mucha menor intensidad que el jueves pasado, cuando más de un millón de personas se volcaron a las calles para exigir mejores servicios públicos, denunciar la corrupción y los gastos en estadios del Mundial 2014, en vez de en salud o educación.
En Rio de Janeiro, una pequeña manifestación en un barrio popular cercano a varias favelas degeneró el lunes de noche en robos, vandalismo y confrontaciones con la policía.
Una operación policial en una de las favelas del Complexo da Maré para hallar a los responsables dejó un saldo de dos muertos: un sargento del Batallón de Operaciones Especiales de la policía (Bope) y un vecino.
Esta mañana efectivos del Bope volvieron al lugar y dieron muerte a otros cinco civiles, informó a la AFP la policía.
Congreso bajo presión
Rousseff dijo “escuchar la voz de la calle” y puso la presión en el Congreso, único poder que puede convocar un plebiscito, y donde por falta de apoyo languidecen los proyectos impulsados por el gobierno para reformar el sistema político, endurecer las penas contra la corrupción y aumentar la inversión en educación.
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“La reforma política está bloqueada desde hace 20 años porque los políticos sólo están interesados en crear leyes que favorezcan su reelección”, dijo a la AFP David Fleischer, analista político de la Universidad de Brasilia.
La propuesta de una consulta popular para crear una Asamblea Constituyente exclusivamente para reformar el sistema político fue lanzada por el expresidente Luiz Inacio Lula da Silva (2003-2010) y apoyada por Rousseff en su campaña electoral en 2010.
La Constitución no prevé la convocatoria de una Constituyente para realizar una reforma puntual de la Carta Magna y no existe un consenso entre los principales partidos sobre cómo reformar el sistema político.
Rousseff debe reunirse este martes con el presidente del Senado, Renan Calheiros, con el presidente de la Corte Suprema, Joaquim Barbosa, y con el presidente de la Orden de Abogados de Brasil (OAB), Marcus Vinicius Furtado.
También mantendrá un encuentro con miembros del Movimiento de Trabajadores Sin Techo (MTST) y del grupo Periferia Activa, que organiza manifestaciones en Sao Paulo, tras haber recibido la víspera a líderes del Movimiento Pase Libre (MPL) de Sao Paulo, que reclaman la gratuidad del transporte para todos.
En las redes sociales, los manifestantes oscilaban entre la esperanza y el escepticismo, aunque en un tono mucho mas positivo que en los pasados días.
“Dilma habló con más convicción que antes, pero antes de salir de las calles se precisan garantías de los otros dos poderes”, indicó en Twitter un manifestante que utiliza la etiqueta #Vemprarua (Ven a la calle). “Absurdo”
La oposición atacó las propuestas de la mandataria.
“No hay humildad para reconocer errores (…) La presidenta tergiversa y actúa como si hubiese asumido hoy, olvidándose que este gobierno está en el poder hace 10 años. Este gobierno no asume sus responsabilidades y las transfiere a terceros”, dijo el presidente del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB, oposición), el senador Aecio Neves, al diario O Globo.
El senador Pedro Taques (Partido Democrático Laborista, integrante de la coalición) se dijo favorable a una Constituyente, pero cuestionó la capacidad del actual Congreso de llevar a cabo una reforma política.
“Los intereses aquí pueden ser otros”, afirmó, según agencia Senado.
El líder del gobierno en el Senado, Eduardo Braga (PMDB, el mayor aliado del gobernante Partido de los Trabajadores), opinó que Rousseff “da una demostración de respeto a la población con ese plebiscito, que responde al ansia de reforma política de la población”.
Pero no todo el PMDB concuerda.
“La Constituyente es el camino más fuerte, pero puede no ser el más rápido. La aprobación de los ítems de la reforma tendría que valer ya para la próxima elección”, dijo el líder del PMDB en el Senado, Eunicio Oliveira.
El presidente de la Orden de Abogados de Brasil estimó por su lado que muchas de las propuestas “pueden ser resueltas sin necesidad de tocar la Constitución” de 1988, aprobada tras el fin de la dictadura militar (1964-1985).
“Basta alterar la ley electoral y la ley de partidos”, afirmó.