El gobierno turco amenazó el lunes con recurrir al ejército para acallar las protestas contra el gobierno que agitan al país desde hace más de dos semanas, y cuando dos importantes sindicatos convocaron a una huelga general para apoyar a los manifestantes.
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Al día siguiente de la demostración de fuerza del primer ministro Recep Tayyip Erdogan que reunió a más de 100.000 personas , su viceprimer ministro Bulent Arinç endureció el tono anunciando la posibilidad de movilizar a las Fuerzas Armadas para que regrese la tranquilidad a las calles.
“Antes que nada, un policía no es un vendedor ambulante sino un miembro de las fuerzas del orden. Los policías utilizarán todos los medios que les confiere la ley”, declaró Arinç en una entrevista con el canal de televisión A Haber, agregando que “nadie puede quejarse de la policía”.
“Si esto no fuera suficiente, las Fuerzas Armadas turcas pueden ser utilizadas en las ciudades bajo la autoridad de los gobernadores” de las regiones, agregó.
Las Fuerzas Armadas de Turquía, guardianas autoproclamadas del laicismo, intervinieron regularmente en la vida política turca durante el siglo XX. Erdogan logró controlarlas a través de varias purgas y un juicio que diezmó a la jerarquía uniformada.
La advertencia del gobierno se produce luego de que la Confederación Sindical de Obreros Revolucionarios (DISK) y la Confederación Sindical de empleados del sector público (KESK) decidieran sumarse a las protestas.