Por: Verónica Klingenberger
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Todos advertíamos que de nuestra vida privada quedaba solo un recuerdo, o dos, si eres tan cool como para no estar en Facebook; pero la documentación presentada por Edward Snowden, un exempleado de la CIA de 29 años, merece el alboroto que ha generado y toda nuestra atención. Más allá del bien y el mal, de la ingenuidad o el cinismo, coincidimos: es totalmente reprobable que la Agencia Nacional de Seguridad de EEUU pueda leer nuestros correos, escuchar nuestras llamadas en Skype, ver las noticias que leemos, los videos que miramos, los libros que compramos, las fotos que colgamos, todo de la mano de las grandes corporaciones de internet, a pesar de la negación de sus voceros y aún cuando la consigna secreta de Google siga siendo ‘Don´t be evil’.
Al menos los espías de antes tenían que intercambiar maletines, correr sobre los trenes y bucear en sobres de manila. Hoy, la CIA y el FBI pueden acceder a la vida online de un ciudadano de cualquier país del mundo sin ningún tipo de barreras. Si te sirve de consuelo, los peruanos aún estamos lejos del foco de la paranoia estadounidense actual. Los países más vigilados son Irán, Pakistán, Jordania, Egipto e India. Pero ya sabes, eso puede cambiar en cualquier minuto.
¿Qué tan afectada se ve la administración Obama luego de este escándalo?
Fue Obama quien autorizó el programa de vigilancia de estado al que alguna vez se opuso y fue él quien luego lo expandió. El presidente se ha mostrado tajante al defenderlo y ha asegurado que gracias a él, EEUU ha prevenido muchos ataques terroristas. ‘No se puede tener el 100% de seguridad y el 100% de privacidad’, ha dicho. O el gobierno estadounidense está más paranoico que nunca, o nosotros, los ciudadanos del mundo, vivimos en la feliz ignorancia de no imaginar siquiera los terribles males que amenazan al mundo.
Por otro lado, ¿es realmente viable la regulación de internet? ¿Cuál es el verdadero compromiso legal de los nueve gigantes (Microsoft, Yahoo, Google, Facebook, PalTalk, AOL, Skype, YouTube, y Apple, y se viene DropBox) con el público (todos nosotros menos Richard Stallman)?
Hace mucho tiempo que dejó de importarnos nuestra privacidad en la red. Quizás nunca nos preocupó mucho que un empleado de Google pueda acceder a nuestros gustos más privados. Si no hay mucho que esconder, no hay tanto qué temer. ¿Qué es lo peor que te puede pasar? Hasta hace unos días era que YouTube me sugiera un video de Julio Andrade. Pero lo que ocurre cuando los gobiernos acceden a esa información es otra historia. ¿Hasta qué punto la suspicacia del servicio de inteligencia de cualquier país puede llevarnos a una cacería donde lo desafiante se convierta en sospechoso y lo sospechoso en culpable?