En el barrio de Besiktas, decenas de policías antidisturbios dispararon granadas lacrimógenas para dispersar a centenares de manifestantes que marchaban rumbo a las oficinas del primer ministro, Recep Tayyip Erdogan.
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Al mismo tiempo, millares de personas, blandiendo la bandera turca y accionando silbatos, confluyeron de todas partes hacia la plaza Taksim, que la policía había desalojado violentamente el sábado pasado.
“¡Tayyip dimisión!”, gritaban los manifestantes que volvieron a instalarse en la plaza.
La policía también intervino violentamente en Ankara para desalojar a los manifestantes, en su mayoría estudiantes y jóvenes, de la plaza Kizilay, que desde el sábado se convirtió en epicentro de la protesta en la capital turca.
El gobierno islamista conservador turco enfrenta desde el viernes pasado la mayor ola de protesta desde que asumió el poder en el año 2002.