Decenas de miles de opositores a la ley de matrimonio homosexual, recién promulgada en Francia, salieron a las calles de nuevo el domingo en París, en una manifestación rodeada de fuertes medidas de seguridad, dado que las autoridades temían acciones violentas de grupos de ultraderecha.
PUBLICIDAD
Según la prefectura de policía, los manifestantes eran 150.000, mientras que los organizadores reivindicaron un millón de participantes.
La multitud de manifestantes enarbolaba banderas azules, blancas y rosas, emblema del colectivo Manifestación para Todos (por oposición al “matrimonio para todos), y banderas francesas. En las pancartas podía leerse: “Último día de la madre antes de la liquidación” (este domingo es el día de la madre en Francia) o “Esto no ha terminado, está empezando”.
“No tenemos miedo”, afirmó Thomas, que manifestaba con sus cinco hijos pese a las advertencias de las autoridades.
La policía impidió a un grupo de unos cincuenta manifestantes dirigirse hacia los Campos Elíseos, donde actos de vandalismo tuvieron lugar en ocasión de anteriores manifestaciones. “Estamos aquí para la verdadera revolución”, dijo uno de ellos.
Pilar, una transeúnte española favorable al matrimonio homosexual, manifestó su perplejidad: “Sabía que una parte de la sociedad francesa era conservadora, pero no hasta ese punto. Esa no es la imagen que tenemos de Francia”, dijo.
En total cuatro cortejos, tres del colectivo Manifestación para Todos, que se reunirán al término de la manifestación, y uno separado de la organización integrista católica Civitas se organizaron en la capital francesa, bajo la vigilancia de 4.500 policías y gendarmes movilizados para evitar las acciones violentas.
PUBLICIDAD
Prometida por el presidente François Hollande durante su campaña electoral y defendido por toda la izquierda francesa, la ley que autoriza el matrimonio y la adopción para las parejas del mismo sexo fue adoptada por el Parlamento el 23 de abril y promulgada el 18 de mayo.
El texto suscitó una fuerte oposición en Francia, en particular de la oposición de derecha y de los medios católicos.
Lanzado el año pasado con el objetivo de oponerse a la ley a través de manifestaciones masivas pero pacíficas, el colectivo Manifestación para Todos se ha visto desbordado por elementos radicales, y en los últimos meses las diversas manifestaciones dieron lugar a acciones violentas e incluso a agresiones a homosexuales.
La propia portavoz del colectivo, Frigide Barjot, se declaró amenazada y renunció a participar en la manifestación.
En los últimos días, las autoridades francesas multiplicaron las advertencias sobre los riesgos de provocaciones.
El ministro del Interior, Manuel Valls “desaconsejó” el sábado participar en la manifestación a las familias con hijos, diciéndose “inquieto” por las “amenazas” de grupos de ultraderecha.