Por: Verónica Klingenberger
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¿Quién dijo que ya nadie lee? Al parecer muchos han vuelto a hacerlo, y con una sola mano. Un nuevo fenómeno enciende al mundo literario y es el de la literatura erótica. Sí, Anastasia Steele y Christian Grey (‘Fifty Shades of Grey’) son los padrinos oficiales del impúdico fenómeno, pero el género tiene mucho más que ofrecer y promete impulsar, además de lo obvio, los balances de fin de mes de muchas librerías y editoriales del mundo. En La Casa del Libro de Madrid, por ejemplo, se han reubicado los libros del género en la planta principal de la librería.
Dicen que el flirteo entre el género erótico y el público masivo femenino empezó a mediados del 2010. Brian Alexander (autor de ‘America Unzipped: In Search of Sex and Satisfaction’) fue el primero en advertirlo. En un artículo que escribió para MSNBC.com, Alexander apuntó que el mercado estaba creciendo y dio cuenta de la venta de cientos de miles de libros escritos por Noire, la reina de la literatura erótica urbana. Dos años más tarde, la trilogía de E.L. James, ‘Fifty Shades of Grey’, se introdujo en la lista de bestsellers del New York Times con más de 35 millones de copias vendidas en EEUU. En el Perú estuvo entre los 10 más vendidos del año pasado, pero fue superado por dos libros de Alan García. Chau libido.
Volviendo a temas más estimulantes, Gillian Green, la editora de la línea erótica de Random House Mondadori, una de las editoriales más importantes del mundo, declaró a El País que los lectores que se acercan a este tipo de literatura suelen buscar historias con sexo y finales felices. Pero, ¿quiénes son esos nuevos lectores y dónde estuvieron todo este tiempo?
Anne Rice, autora de la trilogía ‘Sleeping Beauty’, que narra las aventuras sexuales entre una bella durmiente y sus amiguitos del bosque, incluyendo un pony, piensa que las mujeres se han liberado muchísimo desde que publicara sus novelas por primera vez. ‘Sleeping Beauty’ se editó a inicios de los 80, y sólo los lectores abiertamente gay la celebraron. En 20 años, las mujeres ha ganado un lugar en la sociedad, en su trabajo, en su familia, en su sexualidad, y el atrevimiento ha llegado al punto de que se sientan realmente cómodas explorando temas de dominación y sumisión, y no solo en la fantasía. Nada más satisfactorio para autores y editores del género, y para su nueva legión de apasionadas lectoras.