Según la organización de defensa de los derechos humanos, el uso cada vez mayor de estos aparatos armados teledirigidos “ha modificado radicalmente los métodos de combate” en la última década y “generado nuevos desafíos humanitarios y jurídicos”.
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“No debe permitirse la fabricación de robots armados con capacidad letal que puedan identificar y matar personas sin ninguna intervención humana”, señaló por su parte Steve Goose, director de la División de Armas de HRW.
“Es indispensable que un humano esté siempre ‘al tanto’ cuando se tomen decisiones en el campo de batalla. Los robots de combate supondrían dar un paso que transgrede los límites morales y legales, y deberían ser rechazados como una posibilidad irreconciliable con la conciencia pública”, agregó en un comunicado.
HRW coordina la campaña contra los llamados “robots de combate”, lanzada en Londres y a la que se han asociado varias ONG que exigen la intervención preventiva y total de las armas completamente autónomas.
Este tipo de robots podrían ver la luz en 20 o 30 años, o “incluso antes”, según un informe de HRW y de la Harvard Law School publicado en noviembre. Actualmente, los aparatos no tripulados X-47B, del tamaño de un avión, pueden despegar y aterrizar sin piloto.
“Numerosas fuerzas militares trabajan actualmente para incrementar aún más la autonomía de su armamento, y es necesario actuar ahora para trazar un límite claro respecto de las armas completamente autónomas”, estimó Goose.
“Estas armas llevan demasiado lejos los adelantos tecnológicos, por lo que se requiere en forma urgente adoptar una prohibición, antes de que la inversión realizada, los avances tecnológicos y las nuevas doctrinas militares hagan que sea imposible poner freno a esta tendencia”, advirtió.