Por Marcos Chumpitaz
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No es fácil descifrar los llantos de un recién nacido, y menos aún para padres primerizos.
Suelen ser señales comunes de hambre, dolor, enojo o miedo; pero reconocer cuál es exactamente la emoción que lo provoca es una tarea casi titánica.
‘El llanto es el idioma del bebe. Sin embargo, es el peor de todos, ya que los padres no saben lidiar con su significado. Como todo idioma, se le va a comprender después de mucha práctica. Por eso, es importante la disposición de los padres para entenderlo’, afirma el doctor Javier Ferreyros, director de Pediatras Asociados.
Recientemente, un estudio español reveló que los gestos faciales, en especial de los ojos, descifran muy bien la causa del llanto en un recién nacido.
Por ejemplo, cuando están enojados, la mayoría de bebes suelen mantener los ojos medio cerrados, con una mirada ‘sin dirección, o de lo contrario, fija’. La boca en estos casos suele estar abierta o entreabierta, y la intensidad del llanto aumenta progresivamente.
En el caso del miedo, los expertos de la Universidad de Valencia en España, encabezados por el investigador Mariano Chóliz, descubrieron que los ojos permanecen abiertos casi todo el tiempo y casi siempre mueven la cabeza hacia atrás. ‘En este caso, el llanto aparece de forma explosiva’, señala Chóliz, autor principal del estudio, que fue publicado en la revista Spanish Journal of Psichology.
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Cuando el llanto es por dolor, este se manifiesta con los ojos cerrados casi todo el tiempo. En los pocos momentos en los que están abiertos, ‘la abertura es mínima y la mirada distante’, indica Chóliz.
Además, descubrieron que cuando algo les duele, los bebes tienen un alto grado de tensión en la zona ocular y el ceño se encuentra fruncido.
La investigación española también reveló que los padres casi nunca identifican claramente qué emoción es la que induce el llanto en sus hijos, a excepción del dolor.
‘Esto podría tener una explicación adaptativa, ya que el dolor es una advertencia de una amenaza potencialmente grave para la salud o la supervivencia, y requiere una respuesta urgente de los cuidadores’, finaliza Chóliz.