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El rock peruano no ha muerto ni seguirá muriendo

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Por: Verónica Klingenberger

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El rock peruano es como un zombi que no necesariamente se alimenta de cerebros. Dicen que empezó a morir en 1969, cuando se prohibieron las matinales, que eran la mejor forma que tenían las bandas de presentarse en vivo. Las razones de su muerte no están claras, o no hay un consenso generalizado, pero hasta entonces, la escena era sólida y las bandas contaban con gran popularidad, sobre todo a mediados de los sesenta. Lo que sigue ya lo conocemos. Los ochenta resucitaron el rock nacional en su versión más pop, con bandas como Frágil, Miki Gonzalez y RIO, que lo convirtieron en un género masivo, con gran presencia en las radios locales.

A partir de entonces, la escena se ha vuelto mucho más independiente. Las radios no tocan temas de bandas de rock peruanas, pero estas se mantienen a flote dando manotazos, con ensayos esporádicos, conciertos pequeños en circuitos alternativos y un puñado de canciones de todo calibre, en su mayoría aún mediocres. Los más osados hasta editan álbumes que casi nadie compra. ¿Qué pasó? ¿Tienen las radios la culpa de que cada vez sea más difícil para un músico comprometerse con una banda de rock? ¿Qué papel juega el Estado en todo esto? ¿Qué tuvo que pasar en países como Argentina o México para que el rock nacional se convirtiera en una industria?

Últimamente están pasando algunas cosas aquí también. El 12 de marzo, Radio Oasis anunció el estreno de un programa dedicado solo al rock nacional (todos los domingos a las 11…). Pocos días antes, Percy Céspedes (director de videos) y Walter Cobos (guitarrista de Ni Voz Ni Voto y abogado) exigieron al Congreso revisar la ley que exige a todas las radios incluir 30% de contenido nacional en su programación. La semana pasada se lanzó Playlizt, plataforma de música en la que podrás escuchar canciones y ver grabaciones de tus bandas peruanas favoritas tocando en vivo.

No son los únicos ni los primeros, pero todo esto entusiasma. Porque lo que realmente necesita la escena rockera peruana son buenos músicos, músicos que ensayen todos los días, músicos que sepan de música, músicos que tengan buenos y muchos referentes, músicos que cumplan con todas las exigencias de ser un buen músico. Solo así, podremos contar con todo lo demás: audiencias comprometidas, críticos de rock agudos y sin argollas, sellos discográficos, más programas en los medios, ingenieros de sonido, productores y empresarios profesionales, lo necesario para generar una industria. El rock peruano sigue vivo, pero ojalá crezca pronto.

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