Los cardenales se reunirán por última vez antes de aislarse el martes en la Capilla Sixtina para empezar el cónclave que elegirá al sucesor de Benedicto XVI, en medio de rumores y pronósticos sobre quién será el próximo papa.
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En esta última “congregación general”, los purpurados abordaron el delicado tema de las finanzas del Vaticano, indicó el portavoz de la Santa Sede, el padre Federico Lombardi.
El camarlengo Tarcisio Bertone (encargado de dirigir la iglesia hasta la elección del nuevo papa) presentó un “breve informe” sobre el banco del Vaticano el Instituto para las Obras de Religión, IOR y sobre su integración en el sistema internacional Moneyval de lucha contra el blanqueo de dinero, explicó Lombardi.
El IOR, con un patrimonio estimado de 5.000 millones de euros, se comprometió a cumplir las normas europeas de lucha contra el blanqueo, aunque sin obtener hasta ahora el visto bueno de la comisión europea de supervisión.
Pero esas cuestiones no representarán “el criterio principal para elegir al papa”, puntualizó el portavoz.
De hecho, el pontífice que surja del cónclave asumirá las riendas de una iglesia con problemas acuciantes como la secularización creciente de Occidente y los escándalos de corrupción o de encubrimiento de abusos sexuales a menores.
Aunque no hay favoritos claros, algunos nombres cobraron fuerza en las últimas horas para ocupar el trono de Pedro, entre ellos el del cardenal brasileño Odilo Scherer, de 63 años, que el domingo celebró una misa muy mediática en la pequeña iglesia romana de San Andrés del Quirinal.
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También están en boca de vaticanistas y expertos los nombres del italiano Angelo Scola, arzobispo de Milán, de 72 años, el del estadounidense Timothy Dollan, arzobispo de Nueva York, o el canadiense Marc Ouellet, exarzobispo de Quebec, de 67 años, un gran conocedor de América Latina.
Sea quien sea el elegido, deberá ser a la vez un administrador, un políglota, un hombre carismático y un pastor, capaz además de responder a las acusaciones de corrupción de la curia (el gobierno de la iglesia) tras el escándalo “Vatileaks” de filtración de papeles secretos.
Además, por primera vez en la historia moderna, deberá convivir con un “Papa emérito” tras la histórica renuncia de Benedicto XVI “por falta de fuerzas” tras ocho años de pontificado. El Vaticano indicó por otra parte que Georg Gänswein, su secretario particular, participará en la ceremonia de entrada en cónclave en su calidad de prefecto de la Casa Pontificia.
El futuro de la Iglesia Católica está ahora en manos de los 115 “príncipes de la Iglesia” con derecho a voto (por tener menos de 80 años), mayoritariamente conservadores, de los que 60 son europeos (28 italianos), 19 latinoamericanos, 14 norteamericanos, 11 africanos, 10 asiáticos y un australiano.
Un ritual minucioso Los cardenales se trasladarán el martes, a partir de las 07h00 (06h00 GMT) a la Casa de Santa Marta, su residencia durante el cónclave. A las 10h00 tendrá lugar la misa “Pro eligendo Romano Pontifice”, presidida por Angelo Sodano.
A las 15h45 los cardenales, vestidos de rojo, se desplazarán a la Capilla Paolina y de allí, en procesión, hacia la la Capilla Sixtina. A las 16h45 en punto pronunciarán el juramento solemne de secreto, al que sigue el “Extra Omnes” (“Fuera todos”), las palabras con las que el maestro de ceremonias ordena a todas personas ajenas al ritual a abandonar el lugar.
Tras escuchar la meditación del cardenal Prosper Grech, los purpurados procederán a la primera y única votación del primer día de cónclave.
Al igual que los cardenales, el personal auxiliar del cónclave (unas 90 personas, entre las que hay doctores, sacristanes, enfermeras y un conductor de autobús) jurará solemnemente este lunes guardar secreto sobre todo lo que verán durante las deliberaciones.
A partir del segundo día, los purpurados votarán dos veces por la mañana y dos veces por la tarde. Si no se alcanza un acuerdo, las papeletas se queman en una estufa instalada en la misma capilla y la chimenea desprende humo negro.
Si el resultado es positivo, la chimenea desprenderá humo blanco, lo que anunciará la elección de un nuevo Papa. En ese momento las campanas de la Basílica de San Pedro y de toda Roma empezarán a redoblar.
El Vaticano indicó este lunes que la misa de entronización del próximo Papa no tiene por qué ser en domingo.
Desde la aparición de la llamada fumata blanca hasta el anuncio de la elección por parte del cardenal protodiácono (actualmente el francés Jean-Louis Tauran) desde en el balcón del Palacio Apostólico, transcurrirán cerca de una hora, el tiempo para el elegido de asumir la carga y vestirse con la sotana blanca.
El Vaticano indicó que hay 5.600 periodistas de todo el mundo acreditados para seguir el cónclave y que se instalará una cámara enfocando permanentemente la chimenea para que millones de personas en todo el mundo puedan ver en directo el anuncio de la elección.