Es que el propio Raúl Castro fijó las nuevas reglas del poder comunista al limitar a dos el número de mandatos de cinco años que pueden cumplir los dirigentes cubanos.
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El nuevo Parlamento, elegido tras un largo proceso electoral que comenzó en octubre con los comicios municipales, se constituirá oficialmente el domingo para elegir a los 31 miembros del Consejo de Estado, principal órgano ejecutivo, que se espera designe a su presidente, Raúl Castro, para un segundo mandato.
Este viernes el presidente cubano bromeó ante los periodistas diciendo que va a renunciar, pues tiene derecho a retirarse debido a su edad.
“Voy a renunciar. Ya voy a cumplir los 82 años, tengo derecho a retirarme. ¿No me creen?, dijo Castro sonriendo ante los periodistas, tras haber acompañado al primer ministro de Rusia, Dimitri Medvedev, a colocar una ofrenda floral a un antiguo cementerio militar soviético cerca de La Habana.
Más allá de las bromas, los observadores buscan en el seno del Consejo de Estado al posible sucesor de Raúl Castro, que debería gobernar el país, sin los hermanos Castro, a partir de 2018.
Tres hombres se perfilan:
– Miguel Díaz-Canel, un ingeniero eléctrico que cumplirá 53 años en abril, exministro de Educación Superior, que desde marzo de 2012 es uno de los ocho vicepresidentes del Consejo de Ministros.
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– Marino Murillo, un economista de 52 años, vicepresidente del Consejo de Ministros y encargado de supervisar las reformas económicas.
– Bruno Rodríguez, un abogado y diplomático de 55 años, ministro de Relaciones Exteriores desde 2009 y quien en diciembre entró al buró político del todopoderoso Partido Comunista de Cuba (PCC).
“El principal riesgo es una transición inter-generacional mal manejada. Esas experiencias han sido desastrosas para los partidos comunistas en el poder”, declaró a la AFP el analista Arturo López-Levy, de la Universidad de Denver (Colorado, EEUU).
“Ninguno de estos dirigentes podrá gobernar a Cuba como lo han hecho Fidel Castro y Raúl Castro. No cuentan con la legitimidad carismática que es el signo clave del liderazgo histórico (…), por tanto será un período de prueba, en el cual esos posibles candidatos tendrán que demostrar la habilidad y capacidad de llevar adelante las reformas que se proponen y perfilar la Cuba del futuro”, dijo a la AFP el politólogo cubano Carlos Alzugaray.
En espera de que emerja un sucesor, Raúl Castro dispone de cinco años para continuar con su “actualización” del sistema económico cubano, heredado del modelo soviético y al borde de la bancarrota.
“El milagro petrolero no es para mañana y el apoyo de Venezuela no es eterno, Raúl debe actuar”, resumió un diplomático occidental.
Cuba no ha descubierto petróleo en sus recientes exploraciones en el Golfo de México y está a merced de un eventual cambio de gobierno en Venezuela, principal sostén económico de la isla, cuyo presidente Hugo Chávez regresó esta semana a su país después de dos meses de hospitalización en La Habana.
Además, Cuba enfrenta un severo embargo comercial y económico impuesto hace más de medio siglo por Estados Unidos.
Desde que sucedió oficialmente a Fidel en la presidencia, en febrero de 2008, Raúl Castro emprendió reformas estructurales, consistentes sobre todo en insertar elementos de una economía de mercado dentro del sistema estatal, sin tocar el poder del PCC.
También ha hecho reformas sociales, como una nueva ley migratoria que liberó en enero a los cubanos de los permisos de salida (carta blanca) y la autorización desde 2008 para comprar teléfonos celulares y computadores y de hospedarse en hoteles, beneficios que hasta entonces estaban reservados a los turistas extranjeros.
Pero éstas son migajas según la oposición, que continúa exigiendo libertad de expresión, libertad de asociación y derecho a manifestar su oposición a un régimen comunista que considera a todo opositor como un “mercenario” a sueldo de Estados Unidos.