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Nuestro litoral peligra. La construcción de muelles, pistas y malecones en playas de categoría mundial como El Ñuro (Piura) y La Herradura (Lima) ha destruido rompientes de olas que son la materia prima del surf, deporte con gran potencial de crecimiento en el Perú, no solo para los tablistas, sino para las poblaciones costeras.
Es por eso que un grupo de tablistas y allegados a la conservación marina, encabezado por Javier Swayne, persiguen la reglamentación de la Ley de Protección de Rompientes (Ley 27280), promulgada el año 2000, pero que no puede ser aplicada sin dicho documento.
‘Cada vez que se construye algo en la playa las corrientes cambian. Se destruyen nuestras olas. Sin el reglamento de la ley, todas nuestras playas son vulnerables’, dice Swayne.
El reglamento es fundamental, pues con él se creará el Registro Nacional de Rompientes (Renaro), con lo que se podrá declarar intangibles ciertas playas. ‘Las olas son un recurso natural importante que puede generar grandes beneficios para los lugareños’, explica Swayne.
Ayer, el Ministerio de Educación, tras más de diez años de idas y venidas, aprobó el reglamento, que ahora está en manos del Ministerio del Interior, que deberá dirigirlo en las próximas semanas a la Presidencia del Consejo de Ministros para su aprobación final. Con esto, el documento estaría listo para fines de marzo.
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El camino no ha sido fácil. ‘Durante el proceso nos han hecho sentir como si estuviéramos reclamando por algo de poco valor’, confiesa Swayne. Y la suya no es una impresión aislada.
Gabriel Villarán, surfer galardonado con los laureles deportivos, vive una situación similar. ‘Ahora premian a los surfers y nos reconocen, pero no se preocupan por proteger nuestras ‘canchas’ (olas)’, dice Villarán.