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Una gata Savannah enfrenta a alemana con autoridades uruguayas

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Todo comenzó en diciembre de 2009 cuando una ciudadana alemana jubilada llegó a Uruguay proveniente de Paraguay para radicarse en el país, acompañada de su pareja y de su mascota Shila, una gata Savannah que había adquirido en un criadero en Estados Unidos.

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“Tres meses después se encontró en su casa con doce oficiales armados incautándole un gato que en cualquier otro país desarrollado es normal tener y aquí lo consideraron salvaje”, dijo a la AFP Mónica González, embajadora de la organización Eventos por el fin de la crueldad animal (WEEAC, por su sigla en inglés), que ha apoyado el reclamo de la mujer alemana ante las autoridades.

La gata, de orejas puntiagudas de gran tamaño y piel atigrada, entonces de seis meses de edad, fue enviada a un zoológico municipal en la localidad de Durazno, a unos 180 km al norte de Montevideo, en el centro del país, donde vive desde entonces pese a los esfuerzos de su dueña por recuperarla.

González aseguró que la ciudadana alemana, Lula Jaokomey, tiene todos los papeles que certifican que compró legalmente el animal, que según ella es inofensivo.

Añadió que para poder tener el animal nuevamente consigo, su dueña se mudó a una zona más despoblada, construyó una jaula especial para albergarla y ahora ha solicitado formalmente la tenencia.

Bajo la consigna “Liberen a Shila”, varias organizaciones defensoras de los animales crearon una petición distribuida en las redes sociales, que suma ya unas 4.000 adhesiones e logró que el caso fuera reportado por la prensa local.

Según González, la situación “es incomprensible”. “No es solo el animalito sino los derechos de la señora, el daño económico que se le ha hecho, el estrés que le ha causado esto. Ahora dicen que incluso podrían denunciarla por contrabando de animales exóticos”, aseguró.

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Desde la Dirección General de Recursos Naturales Renovables del Ministerio de Ganadería y Pesca (MGAP) indicaron a la AFP que “se está preparando un comunicado” sobre el caso, y declinaron brindar más detalles.

De todas formas, una fuente del organismo, que pidió no ser identificada, desestimó las afirmaciones de quienes reclaman la restitución de la gata a su dueña. “Todo lo que dicen no es cierto”, afirmó.

Según la fuente, el animal “no fue ingresado correctamente” a Uruguay. “Esa especie se debe trasladar con permiso CITES (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres) y no lo tenía”, enfatizó.

Otra fuente del MGAP recordó la necesidad de respetar la normativa para evitar problemas sanitarios. “A veces las personas olvidan que Uruguay tiene que cuidar su estatus sanitario, porque cualquier animal de afuera puede generar una catástrofe”, dijo.

González apuntó que esta raza, un híbrido, “se puso de moda”, pero es inofensiva y no debería estar enjaulada lejos de su dueña.

“No estamos de acuerdo con los criaderos ni la manipulación genética, pero ya está, hay un ser vivo que no tiene culpa de que hayan manipulado sus genes y no tiene derecho a permanecer en un zoológico encerrada”, enfatizó.

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