El lunes serán dados de baja 31 policías del mexicano estado de Jalisco que se niegan a trabajar desde el viernes tras una ola de violencia en la región, lo que se suma a 16 renuncias policiales en el vecino Michoacán, informó una fuente oficial.
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El cuerpo policíaco de Ayotlán, Jalisco, de 68 elementos, se redujo así a casi la mitad, precisó a la AFP una fuente del gobierno de ese municipio que pidió el anonimato por la tensión que impera en la zona desde el 23 de diciembre, cuando la comandancia fue atacada por un grupo armado dejando tres policías muertos.
El presidente municipal de Ayotlán, Jesús Rodríguez, había negado hasta ahora la baja de sus policías, que sumadas a las 16 que se registraron el viernes en dos municipios de Michoacán suman 47 en esta región del oeste de México, escenario de sangrientas disputas de cárteles del narcotráfico.
Las fuerzas del orden de Ayotlán cuentan con escaso armamento, lo que les impidió repeler la agresión a su comandancia, que constituyó apenas uno de varios sucesos violentos perpetrados en el lapso de tres días en la región.
Al menos 24 muertes fueron registradas entre el 21 y 24 de diciembre, 11 en Michoacán y 13 en Jalisco, durante diferentes sucesos presuntamente encabezados por bandas del crimen organizado y cárteles de droga.
La madrugada del 25 de diciembre, una fuente oficial informó de otro enfrentamiento en el poblado de Pihuamo, Jalisco, y aunque la prensa local llegó a mencionar un posible saldo de 15 muertos, las autoridades no se han pronunciado al respecto hasta el momento.
Los 16 policías que renunciaron en Michoacán, de las poblaciones Briseñas y Marcos Castellanos, argumentaron recibir amenazas de grupos delictivos, mientras que el sábado se anunció el asesinato de un alto mando de la fiscalía de ese estado.
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Las poblaciones en la frontera de Jalisco y Michoacán, una zona estratégica para el trasiego de droga , se mantienen de la agricultura, ganadería y remesas de miles de sus familiares en Estados Unidos, pero padecen los enfrentamientos entre los cárteles La Familia, Los Caballeros Templarios, La Resistencia y Nueva Generación, que se disputan el control de actividades criminales como el narcotráfico , el secuestro y la extorsión.
Altos mandos policiales de estos estados han sido señalados de trabajar para esas bandas criminales.
La lucha militarizada en México contra el crimen organizado y las disputas de los cárteles dejaron más de 60.000 muertos en los últimos seis años, según recuentos de prensa.
El presidente Enrique Peña Nieto , que asumió el cargo el 1 de diciembre, ha dicho que el ejército permanecerá en las calles, pero también anunció la creación de una gendarmería capacitada y profesional para enfrentar al crimen organizado.