Él es una fuente de burla en algunos villancico de Navidad, pero la nariz roja de Rudolph es real y bien adaptada a su medio ambiente, afirman científicos de Holanda y Noruega.
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Un estudio comparativo entre las narices de los humanos y los renos, publicado en el British Medical Journal, encontró que estos animales del Polo Norte tienen una densidad mayor de 25% en los vasos sanguíneos. Esto mejora la circulación, mantenido tanto la nariz como el cerebro libres del punto de congelación, mientras comienza a tomar un distintivo tinte rojo.
“Estos factores se explican porque la nariz de Rudolph (el fiel empleado de Santa Claus y quien dirige el trineo de renos durante el vuelo) es roja y bien adaptada para llevar a cabo sus deberes en temperaturas extremas”, dijo el autor del estudio, Can Ince, del Centro Médico Erasmus de Rotterdam.
El mismo estudio determinó que la circulación nasal humana tiene diferentes estados, incluyendo cuando se está bajo los efectos del alcohol y la cocaína. Ambos contribuyeron a tener un efecto dramático de enrojecimiento, por lo cual es recomendable tener cuidado si se le quiere dejar algún presente a Santa.
“Creo que tal vez deberíamos limitarnos en dejar alimentos y bebidas tanto para Santa Claus como para los renos”, recomendó bromeando el profesor John Cullen de la Universidad de Rochester.
A pesar de la reivindicación de la nariz de Rudolph, persisten las dudas sobre su capacidad de visitar todos los hogares en la víspera de Navidad. Los estadísticos calculan que tendría que viajar a 650 kilómetros por segundo, 3.000 veces la velocidad del sonido, para visitar 100 millones de hogares en el mundo.