El usuario de AshleyMadison.com se suscribe gratis, llena algunos datos personales, señala sus intenciones y obtiene acceso a los perfiles de los demás miembros, cuyas fotos verá después de chatear y ganar su confianza.
PUBLICIDAD
Pero los hombres deben pagar por participar en los chats, que en cambio son gratuitos para las mujeres.
El sitio gana toda clase de críticas. Foros de discusión en línea abundan en comentarios de hombres decepcionados por haber gastado dinero en chats improductivos, mientras Facebook congrega grupos que proponen boicotear su funcionamiento.
El año pasado, el canal FOX rechazó la solicitud de AshleyMadison.com de transmitir un comercial durante el Super Tazón, un crucial evento deportivo cuya pauta publicitaria cuesta cerca de 3,5 millones de dólares por medio minuto, según el canal ESPN.
La promoción del pecado también tiene detractores de colectivos tan dispares como agrupaciones religiosas o prostitutas.
Una bloguera que se autodefine como exprostituta afirma que AshleyMadison.com es peligroso para los hombres casados, porque terminan involucrándose con “amateurs”.
En cambio, “una prostituta profesional no quiere nada más que el dinero, es escrupulosa respecto a su protección y no pone el matrimonio en riesgo llamando a sus clientes y pidiéndoles atención”, afirma Maggie McNeill en el blog “La Cortesana Honesta”.
PUBLICIDAD
Mientras, el Jewish Journal, un diario judío de California, publicó el año pasado que AshleyMadison.com “es el sitio de citas más asqueroso de todos”.
Pero la firma no se hace responsable por la existencia de la infidelidad y asegura que, a diferencia de lo que podría parecer a simple vista, su servicio protege la institución familiar.
“No inventamos la infidelidad”, dijo David Benoliel, vicepresidente de Ashley Madison para América Latina.
“Estamos contra el divorcio porque, cuando una familia se quiebra, la sociedad queda herida. (…) Y para mucha gente el divorcio no es una opción. Hay mucha gente que no quiere tirar todo por tener problemas”.