La violencia en La Parada y el posterior saqueo en Gamarra desató una psicosis colectiva entre los limeños, que se tradujo sobre todo en las redes sociales . La gente empezó a cerrar sus negocios y solo se hablaba de caos. El sociólogo Gonzalo Portocarrero , estudioso de las mentalidades en el Perú, nos ayuda a descifrar este comportamiento.
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Lo de La Parada generó un pánico desbordado. Hubo rumores de saqueos en todas partes, que al final no eran ciertos. ¿A qué se debe esto? La situación ha generado mucha ansiedad. Cuando un rumor se torna así de fluido, es porque hay una fuerte incertidumbre. Yo lo llamaría un temor a las fuerzas del caos y de la delincuencia.
¿Hay algo de prejuicio o racismo detrás de estos miedos? Hace décadas, se hablaba del miedo a que las ‘barriadas’ invadieran Lima… El rumor ha corrido más en zonas populares como Collique o Lo Olivos, no ha sido en distritos como Miraflores o San Isidro. El miedo se ha sentido más en estos sectores. Estos rumores reflejan el fuerte cansancio que hay respecto a las mafias, las barras y las pandillas, a gente que no se inserta en la sociedad.
¿Cómo se ve este cansancio? Una muestra es que los dos primeros muertos de La Parada no han sido lamentados. Como era gente prontuariada, casi todos señalaban que merecían morir. Esto es muy diferente a lo sucedido en Conga , donde la gente que murió sí fue honrada y hasta se les consideró como mártires.
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¿Qué papel juegan las redes sociales en el rumor? Hubo mucho racismo y llamados a la violencia… Parece ser que en las redes sale un poco el inconsciente social. Se revela una verdad que de otra manera, se esconde. No es decente sostener públicamente que hay que matar a todos los delincuentes, pero en las redes sí se puede circular esto entre amigos…
¿Y qué pasa en los sectores populares? Parecen ser los más reacios a que La Parada se cierre, como demuestran las encuestas… Hay un miedo al cambio, miedo a que los únicos perjudicados sean los que tienen menos recursos, que sean ellos los marginados. No es raro que el estrato D tenga mucha solidaridad con los comerciantes de La Parada, más que con el municipio y la legalidad. Yo creo que este caso merece un mayor estudio. Es un momento histórico en donde la ciudad está optando por la formalidad, y eso genera muchos temores.