Para un número pequeño pero creciente de niños y jóvenes estadounidenses, la sala de estar de sus casas es el salón de clase cuando se trata de leer, escribir, sumar y restar.
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La educación en el hogar es una tendencia creciente en Estados Unidos, donde los padres que cuestionan la capacidad de las escuelas convencionales para educar adecuadamente a sus hijos toman cartas en el asunto, con la ayuda de internet.
El Departamento de Educación estima que 1,5 millones de niños de entre cinco y 17 años, el 2,9% de los menores estadounidenses, fueron educados en el hogar en 2007, año de las estadísticas más recientes.
Esto supone un aumento del 74% con relación a 1999, cuando el número era de 850.000 jóvenes.
Por su parte, el National Home Education Research Institute, que realiza investigaciones sobre la educación en el hogar, estima que 2,2 millones de niños fueron educados en el hogar en 2010.
La educación infantil es obligatoria en todo Estados Unidos, pero las normas varían en los 50 estados: aunque todos permiten la educación en el hogar, la mitad de ellos no ejerce ningún control sobre cómo los padres enseñan a sus hijos.
Sarah Tiller, una científica y madre de ocho hijos que vive en Washington, optó por la educación en el hogar hace cuatro años para mejorar los conocimientos de matemáticas de su hijo mayor.
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“Elegí enseñarles yo misma para que pudieran tener una base sólida en matemáticas y un conocimiento de la historia desde la prehistoria hasta los tiempos modernos”, dijo a la AFP.
“También quería que se convirtieran en pensadores independientes y estudiaran asignaturas en las que estuvieran muy interesados”, agregó Tiller, cuyo marido es cirujano.
La escuela en lo de los Tiller comienza por la mañana con clases de matemáticas “todos los días”, además de historia, latín e italiano. Por la tarde, los niños mayores hacer ejercicios o proyectos.
Katherine Tiller, de 14 años, dijo que aprecia el “cara a cara” que supone la educación en el hogar, mientras que su hermana Helena, un año más joven, valora tener “un montón de tiempo para leer”.